Había estado cubriendo el conflicto de Afganistán por la mañana y antes de que acabara el día me encontraba de regreso en Bangkok. Tenía amigos de visita y me esperaban en el bar de moda de la ciudad. Dejé las maletas y fui a su encuentro. De repente me vi rodeado de niños bien bebiendo champaña, bellas modelos oliendo a Chanel y gente bailando al ritmo de un DJ cubano, todo en un decorado minimalista y blanquísimo. Fui a la barra y pedí un vodka doble, pero cuando miré a mi alrededor seguían allí: los talibanes barbudos, las mujeres en sus burkas, los niños desarrapados y los mercados cubiertos por el polvo. Seguí bebiendo hasta que desaparecieron. A la mañana siguiente me despertó el llanto de un niño. Pensé que había amanecido en Afganistán. Era mi hijo.
El viaje de regreso debería durar lo más posible, dándote la oportunidad de prepararte por el camino. Pero hoy todo está conectado y apenas pasan unas horas hasta que llegas a casa. Quizás has estado cubriendo una guerra o un tsunami, tu periódico te dice que puedes volver y te preguntas si no deberías quedarte un poco más, convencido de que debes continuar contando la historia. ¿O es solo una justificación para no enfrentarte a la aprensión que te produce el regreso? Temes que todo, tu casa, tus cosas, tu gente, se te haga extraño. Y durante unos días es así, hasta que algo te devuelve de golpe a la mundanidad de tu existencia. Un amigo llama para preguntar si vienes a ver el partido de fútbol. El vecino te pide consejo sobre el color de su próximo coche. Tu mujer te dice que toca tapizar el sofá.
A menudo pienso en los reporteros que viajan de guerra en guerra sin que nadie les devuelva a la cordura de lo superficial. El conflicto, el desastre o la revuelta terminan convirtiéndose en su cotidianidad. Alguien dijo que es imposible llevar mucho tiempo en el oficio sin volverse cínico o loco. Uno se ha quedado en lo primero, quizá porque no cubrió suficientes conflictos o porque tuvo la suerte de que el llanto de un bebé le sacó de ellos, pero no puede evitar admirar a los segundos. A los que siempre van. A los que nunca vuelven. @DavidJimenezTW
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Los que nunca vuelven no saben lo que es despertar con el llanto de un niño. Para ellos la vida tiene una cara oculta que esconde grandes revelaciones.
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¡O-LÉ! ¡Qué bueno…! A ver si derramamos “sin querer” un poco de cerveza en las camisas de las almas limpias (muy) próximamente en Bangkok ;)
¡¡Abrazote!!
Violencia en Telemadrid: no es economía, es ideología
Pocas veces me ha costado más escribir un texto. La ira se mezcla con las lágrimas y la impotencia de ver y escuchar la historia de personas que admiro (incluso algunas con las que he tenido la suerte de trabajar) que por no seguir el juego del PP están siendo despedidos y lanzados a un mercado desertizado en el que tardarán mucho en encontrar un nuevo puesto de trabajo con el que llevar una vida digna. Si lo encuentran. Y lo peor es que una mayoría habían ganado ese puesto de trabajo por oposición pública. Pero, enjuguémonos las lágrimas y pongamos voz a lo que quieren silenciar.
Compañera, así la llamaremos porque así la llaman sus amigos, lleva más de 20 años trabajando como redactora para Telemadrid, una televisión pública y por lo tanto con posibilidades de que su cargo lo haya logrado, como muchos de sus compañeros pasando una dura oposición pública. Compañera es madre monoparental y lleva más de dos meses de baja por un cáncer de mama. Compañera tuvo que sobreponerse al miedo, el cansancio y el dolor del cáncer para leer el burofax enviado a su casa con la impersonalidad de lo inhumano que le comunicaba su despido. Compañera, hizo un esfuerzo por ir con su hija hasta Telemadrid a entregar su baja semanal… no la han dejado entrar y ha tenido que dejar su baja a un vigilante jurado, cosa irregular, por orden del director de recursos humanos. En palabras de este compañero que relataba el terrible suceso a las puertas de Telemadrid: “La canallesca de esta gente, su carácter miserable llega hasta este punto”.
Ella es una de los insobornables trabajadores, #925resisten, que han desfilado por ese pogromo que el PP ha desatado en Telemadrid. Los medios en manos del PP, incluida TVE, los invisibilizará, los callará, incluso los distorsionará, pero existen, son seres humanos, demasiado humanos, que no vamos a olvidar, que nos han dado ejemplo de dignidad, integridad y lucha imaginativa. Y por eso les han castigado sin piedad.
Se llama Pablo, tiene 34 años y es montador de vídeo. Hasta esta mañana era empleado de Telemadrid. De lo que quedaba de ella. Y ha formado parte del encierro, de un encierro que dejaba a la cadena en negro durante varias semanas. Hoy han recibido un burofax a las nueve de la mañana. Un burofax sin rostro, cargado de injusticias y que deja a 825 personas en la calle. Simplemente por motivos ideológicos. Su sobrina, Lucía, de nueve años, le esperaba en la puerta. Se abrazaba a su madre y lloraba. No ha parado de hacerlo hasta que su tío no ha salido. “Es su tío favorito” me dice su madre. Ella se llama Rosana.
Así lo narraba @Mar_y_tal en una emotiva entrada de su blog titulada Hoy lloramos nosotros, pero mañana llorarán ellos. Mare, como se presenta la usuaria en twitter, sigue contando:
Es sólo una historia más de las que he podido ver en las puertas de Telemadrid esta mañana en Ciudad de la Imagen. Familiares, trabajadores, ciudadanos anónimos y por supuesto la policía. Muchas consignas, mucha rabia, muchas lágrimas –demasiadas-, abrazos, agradecimientos… “Hoy lloramos nosotros, pero mañana llorarán ellos”. Pablo se abraza a los suyos, saluda, agradece. El cansancio hace mella en su cara, pero no va a quedarse de brazos cruzados. “Esto es un ERE ideológico, les hemos ofrecido hasta bajarnos el sueldo. Aquí hay gente que cobra más que el Presidente del Gobierno”. Detrás de cada uno de ellos hay una historia, hay hipotecas, alquileres, colegios que pagar… Y los de arriba, los responsables de esta masacre, ni siquiera han sido capaces de dar la cara.
Desde su página web cuentan en que ha consistido toda esta estafa: “Entre 2003 y 2011 se ha duplicado el número de directivos hasta llegar a 46. Todos ganan sueldos millonarios y superiores a los cobrados por Rajoy e Ignacio González, el hoy presidente de la Comunidad de Madrid. Rajoy cobra 78.000 euros anuales, la mitad que el director general de Telemadrid cuyo sueldo asciende a 170.000 euros anuales. El subdirector de la cadena gana 136.000 euros, el director de informativos ingresa 128.000 euros, el director de antena cobra 126.000 euros, el director de estudios y estrategias percibe 123.000 euros. Por su parte, el sueldo de Esperanza Aguirre era de 108.000 euros (…).La cadena facturaba 64 millones de euros por publicidad en 2003, y en 2012 se ha reducido a 23 millones de euros. En los mismos años, la deuda se ha triplicado. ¿Por qué siguen cobrando semejantes sueldos si su gestión ha sido una autentica mierda? ”
Otro compañero me cuenta que en el envío de esos burofax han tenido que gastarse más de 50.000 euros. Una paradoja más de la gestión de la televisión de los madrileños, que ya, ni es televisión, ni de los madrileños ni nada que se le parezca. Su dignidad, su lucha me han puesto la piel de gallina y me han hecho un nudo en la garganta. Cuando a las injusticias se les pone cara, se convierten en dramas. Dejan de ser algo abstracto. Esta misma mañana, un cámara acudía a su puesto de trabajo. Los empleados de seguridad no le han dejado pasar. Le habían despedido. Una carta y media vuelta, esta concretamente.
Van a seguir luchando, todavía mantienen la “esperanza”. La buena, la de verdad. Esperanza porque algún juez sin miedo y con valores les dé la razón. Yo, como espectadora, madrileña y periodista en paro sólo puedo darles las gracias. A Pablo, Rosana, Lucía y a todos los demás. A su dignidad, a su fuerza y a su compromiso. Eso sí es Telemadrid.
¿Realmente quieren convencernos los prebostes del PP, los amigos de la plutocracia, los lacayos del oligarca, que eso no es violencia? Eso es la peor violencia posible: violencia estructural, terrorismo de estado. Pero a estos ladrones que nos han llevado al rescate, que han dejado a familias enteras y a ancianos en la calle, que han sumido a España en la miseria que busca algo que comer en las basuras (un saludo Rodrigo Rato, tu putrefacto culo estará calentíto en Telefónica) no les irá a buscar ninguna “valiente” patrulla policial para encerrarles en una prisión en régimen FIES dos meses mientras se guardan el informe policial entre risas. Ninguna hojita parroquial adoctrina fascistas (un saludo periódico ABC) se saltará la legalidad y la constitución “filtrando” datos confusos (y falsos) que sus lectores interpreten como prueba fehaciente de que son delincuentes peligrosos. Y estos sí que lo son.
Los trabajadores, los sindicatos y los generosos sindicalistas (nadie cuenta que perdían dinero en cada manifestación, en cada marcha, en cada acto que era castigado con multas y reducciones de sueldo) de Telemadrid, nos han dado un ejemplo de dignidad y solidaridad.
Intentan justificar esta persecución con la economía. Mentira. No es economía lo que ha llevado al Partido Popular a despedir a 826 trabajadores, es ideología. Estos trabajadores se atrevieron a oponerse a su bochornosa manipulación mediática, a denunciar sus mentiras, a apoyar a los pocos que como yo en lugar de callarse y arrimar su boca mamaria a la teta corrupta del PP, denunciamos la vergonzosa manipulación mediática:
Si escucháis atentamente, os daréis cuenta de que cuando rompo la foto de esa violenta presidenta se escuchan aplausos. Son los compañeros que se atreven a desafiar al corrupto que, como en Rusia hace Putin, impone la censura, la mentira y el miedo. Y por actos como ese les están despidiendo ahora. No porque salgan caros, no. No es economía, es ideología.
Si fuese economía habrían despedidos a los que verdaderamente hacen insostenible la cadena de televisión. Porque, como recordé en una columna hace poco, Telemadrid es viable. Basta recordar que en los últimos años Esperanza Aguirre ha duplicado el número de directivos hasta llegar a 46. Por otro lado, hay que entender que, como denunció El Plural, Los directivos de Telemadrid cobran más que Rajoy, sus ministros y la presidenta Aguirre. La comparativa queda clara en esta gráfica:
Los sindicatos de Telemadrid han publicado en su web las “cuentas claras” del ente público para silenciar “a los que les llena la boca diciendo que el problema (…) es el sobredimensionamiento de la plantilla”. En las cifras se ve que el 30% de la masa salarial anual se va en pagar a “los directivos o jefazos”, a pesar de que no representan ni al 10% de la plantilla. El salario medio de los directivos de Telemadrid es de 108.750 euros y superan por poco al de la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, y por bastante más al del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Hay que leer esos datos sabiendo que en 2010 Nueva Tribuna avisaba de que: “En los últimos seis años los contratos directivos en Telemadrid han aumentado de 27 a 44. Desde la llegada de Isabel Linares a la dirección general del ente se han reducido a 40 pero esos cuatro restantes siguen cobrando su nómina aunque se desconoce cuáles son sus funciones como es el caso del ex director de Comunicación, Rafael Barberá. Tampoco se sabe lo que cobran en nóminas y en dietas. El ente público madrileño es, como denuncian con mucha ironía fuentes sindicales, “la obra social de Esperanza Aguirre”.
Por otro lado, también hay que recordar que, como denunciaron mis admirados amigos de Salvemos Telemadrid, luchadores incansables, La deuda de Telemadrid equivale a lo pagado a las empresas de Enrique Cerezo.
Y eso que Aguirre gastó 800 millones en sanear Telemadrid (pagar a sus amigotes directivos) y sigue teniendo deuda. La deuda que tiene Telemadrid es tan grande que sólo se podrá vender cuando esté saneada. Todo muy resumidito en este video:
Pero el PP no quiere sanear ni hacer viable Telemadrid, sólo quiere castigar a los disidentes. Si quisiese mantener una cadena pública viable, habría aceptado Las propuestas de los trabajadores que la dirección de Telemadrid no ha querido ni oír:
Os facilitamos las propuestas de viabilidad presentadas por las tres secciones sindicales del EPRTVM durante el periodo de negociación.
Estas propuestas que se ajustan al presupuesto de 85 millones de euros aprobado por la Asamblea de Madrid, permitirían el mantenimiento de la mayoría de la plantilla y una programación que diera un futuro al EPRTVM.
Esta tres propuestas han sido rechazadas por la Dirección, argumentando que su modelo pasa por la externalización de toda la parte técnica.
La aprobación del modelo presentado por la Dirección traerá consigo la desaparición de la Radio televisión pública de los madrileños en un plazo de tiempo corto y de forma inmediata el despido de alrededor de 900 personas de forma directa.
Los motivos de estos despidos no son económicos sino ideológicos, no son de ahorro sino de negocio.
Al margen de afinidades ideológicas, es responsabilidad de todos los ciudadanos madrileños defender la Radio televisión Pública Madrileña.
Informe Viabilidad CCOO:
http://www.salvemostelemadrid.es/wp-content/uploads/2013/01/Informe-Viabilidad-CCOO.pdf
Informe Viabilidad CGT:
http://www.salvemostelemadrid.es/wp-content/uploads/2013/01/Informe-Viabilidad-CGT.pdf
Informe Viabilidad UGT:
http://www.salvemostelemadrid.es/wp-content/uploads/2013/01/Informe-Viabilidad-UGT.pdf
Esos tres informes son exhaustivos, tienen mucho trabajo y seriedad, pero han sido rechazados con total desprecio. Porque, como recuerda ese comunicado: los motivos de estos despidos no son económicos sino ideológicos, no son de ahorro sino de negocio.
Y por todo este chanchullo que ha dejado en la calle y sin sueldo a muchas familias, es importante recordar que sus definiciones de lo que es violencia o lo que son violentos es bastante cuestionable.
Especialmente la definición de individuos violentos que maneja la policía. Unos apuntes: la gente se está suicidando por no poder pagar sus hipotecas, eso es violencia. Quitar la medicación retroviral a alguien con VIH también es violencia. Saber que Grandes empresas y bancos españoles han aumentado beneficios y han ganado 230.000 millones durante la crisis mientras despiden gratis, instauran el trabajo esclavo, bajan el sueldo mínimo o dan jubilaciones millonarias a políticos corruptos que han estafado a ciudadanos sin fondos preferentes, también es violencia. Despedir a los trabajadores y subir el sueldo hasta lo insostenible a los directivos también es violencia. Haber llevado a la población a escarbar en basuras para comer, también es violencia. Vamos, comparado con esto, que unos chavales se estén organizando en barrios plagados de droga que estáis metiendo vosotros y de hambre y miseria, no es violencia. Es un aviso.
Luego no os extrañe si la violencia salta a la calle. Es la única respuesta que estáis dejando ante vuestra violencia.
Los periodistas de verdad teneis que revelaros ante la vergüenza que se está cometiendo:
Telemadrid echa a Joaquín (por Pedro Simon, El Mundo, 15 enero)
En la cadena engordan directivos que ganan más del doble que el presidente del Gobierno (sic); hay un baranda puesto a dedo por 70.000 euros al año que además se embolsa otros 1.500 lereles de pienso al mes como concejal del PP por una hora, una, de trabajo (sic); entre 2003 y 2011 se duplicó el número de ejecutivos (sic) a los que el periodismo se la traía floja (sic); de los 1.170 miembros que había en la plantilla de Telemadrid sólo se quedarán 309. La mayoría (sé de excepciones) da la mano blanda, tiene un decantado perfil ideológico, es muy bienmandada y duerme de cojones.
Todos ellos seguirán.
Mi amigo Joaquín no.
(…)
Joaquín se apellida normalito y sólo tiene carné del Mercadona y de la FNAC. Gana/ganaba unos 1.400 euros mensuales y con eso era el tipo más rico del mundo. Porque el visor de su cámara era un faro y un desfibrilador. Pulsaba un botón y veía un tesoro.
Le dio al ‘rec’ cuando el 11-M. Hizo guardias de horas a cero grados para grabar lo que nadie grabó. Los días pares ponía el foco sobre la sombras y los impares nos encendía la luz. Quizás usted salió en el plano allí al fondo. Como una luciérnaga silente, anónima y urbana. Si somos inmortales es por Joaquín y su fijación por las esquinas.
Gracias a gente como él hemos visto más. Y más nítido. Cuando tenía el hombro des trozado también grababa. Y con 38 de fiebre. Y cuando la ansiedad lo tuvo con los cordones desatados y el piloto rojo encendido.
-¿Cómo lo llevas?
-Ahora dicen que sobramos, no me jodas. Ahora.
Un trabajador de Telemadrid abandona la sede tras el encierro de protesta. | A. Lolli
De los 1.170 miembros de la plantilla, decíamos, 861 ya estén en la puta calle. No es uno partidario de televisiones autonómicas que son usadas como un No-Do del político de marras (me recuerdan la imagen de aquel harén-jacuzzi donde Jesús Gil comparecía en directo rodeado de mamachichos). Pero hay algo en el ERE de Telemadrid de grosera instrumentalización, la imagen de una bayeta exprimida arrojada a la basura después de haber sido utilizada para frotar y frotar hasta convertir la calabaza en carroza, al político caníbal en un refinado gastrónomo.
Hay excepciones, ya lo dije antes, pero se quedan los mamones y los paniaguados. Los que siempre dijeron sí y los atletas de la genuflexión. Lo dice Twitter, que sabe más que uno: “Se quedan las ratas mercenarias que hablan de derecho al trabajo cuando hay huelgas y callan cuando despiden a 861 compañeros”. No se queda Joaquín.
Hablé con Joaquín el sábado recién recibido el burofax del despido, recién salidos del encierro, y no paraba de llorar. Entendí “tío”. Entendí “toda la puta vida aquí”. Entendí “las niñas”. Se tiró un minuto llorando y luego colgó, con lo que no puedo decirles nada porque nada dijo. Fundido en negro.
Uno, como Trueba, se ha acostumbrado a la pantalla en off de estos días pasados en Telemadrid. Sin ti, socio. Sin Jorge. Sin María. Sin tantos y tantos otros, va a ser mi relación definitiva con la cadena. El apagón.
No le des más vueltas. Estoy releyendo a Pierre Bourdieu, Joaquín. Él decía que la información es demasiado importante como para dejarla en manos de los periodistas.
Es eso.
Dale un abrazo a la gente, tú ya sabes.
Te reconozco, y me gusta
Amen.
Un abrazo David.
Debe ser tremendamente difícil adaptarse a realidades tan diferentes. Y que lo que está mal se siga viendo así toda la vida.
Los humanos somos unos raros.
Unos pocos dominan a millones.
Saludos.
Yo suelo reflexionar sobre los que vais y contáis. En este mundo globalizado, cauterizados como estamos ante los hechos (que no suponen novedad ante las muy realistas miles de escenas ya vistas en magníficas películas bélicas 3D), tenéis que optar entre abrir la puerta a la sensiblería o ceñiros al frío y quirúrgico dato. ¿Bajar a lo humano, tomar un personaje y sus cuitas individuales como protagonista, es periodismo o es literatura? Si lo hago, ¿estoy siendo menos periodista o estoy usando las herramientas necesarias para interesar al lector de hoy en día? Y si no lo hago ¿cómo consigo que el lector entienda y sienta lo que aquí ocurre? Y si persigo ese objetivo ¿es que quiero vender periódicos por mi propio sustento? Y si es eso, ¿es legítimo cebar el interés así para mantener vivo este negocio? ¿Estoy cambiando la mirada de ese niño por el dinero para la compra que alimenta al mío?
…
Abrazo, David
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Es increible lo diferente que son las cosas a tan solo unos miles de km de aquí,la vida está muy mal repartida y cuando pasas mucho tiempo en un ambiente como ese es cuando te das cuenta de como está el Mundo
Las esposas sabemos de la tortura de los regresos a la batalla diaria y cotidiana del día a día sin reconocimiento alguno en este otro frente y es que sabemos de lo necesario que es vuestro trabajo en tierras inhóspitas y peligrosas pero sabed antes de regresad allí, que nos hacéis falta aquí donde existen otros caciques amenazantes y que es el miedo a que no volváis.
Los que leen las crónicas no son del todo impermeables a lo que se cuenta en ellas. Los horrores vividos, si se cuentan con eficacia, pueden transmitirse, a condición de que tanto el escritor como el lector pongan suficiente interés. No sólo los horrores más espantosos, sino también los horrorcillos cotidianos. No necesitamos haber estado en el Gulag o en Bergen-Belsen en los años 40 para entenderlo y, con suficiente interés, sentirlo.
Pero hasta las víctimas del horror se toman de vez en cuando algún descanso…
Continuar viviendo con la normalidad de lo cotidiano debe de ser, para los que palpáis a menudo la parte oscura del mundo, cuestión de vísceras y comprobar “in situ” tanta degeneración y vileza consentida, aún más. Por ello, elevo mi admiración por los que ejercéis el noble oficio del periodismo sin fronteras… Un saludo.