Me escriben compañeros sorprendidos de que haya defendido a la competencia después de su metedura de pata al publicar una foto falsa de Hugo Chávez. No creo haber hecho tanto, pero es cierto que no me he sumado a quienes, en algunos casos con escasa legitimidad para dar lecciones de periodismo, han aprovechado para ajustar cuentas y poner en duda la profesionalidad de los colegas de El País. Sigue leyendo