Con más medios de comunicación que nunca, y todo el poder de divulgación de Internet, el lector, oyente o espectador podría pensar que los periodistas les hemos contado lo más importante del año que termina. Pero más cantidad no significa más variedad o mejor criterio. La falta de recursos para viajar en tiempos de crisis, el seguidismo que hace que unos pocos medios marquen la actualidad -especialmente en la información internacional-, legítimas distracciones en un mundo con mucho que contar o el imparable avance de un periodismo ligero y de bajo coste han contribuido a dejar en el olvido historias que merecieron más espacio en 2012. Un genocidio, una guerra y la revuelta de un pueblo oprimido se encuentran entre ellas. Sigue leyendo