De todos los improperios que de vez en cuando dejan los lectores en la sección de comentarios, a veces con motivo, me llama la atención especialmente el de “antisistema”. Uno creía ser todo lo contrario: prosistema. Muy a favor de un sistema donde las leyes se aplican a todos por igual, no en función de la posición económica o política. A favor de un sistema de televisión pública al servicio de todos y no del gabinete de prensa del partido de turno. A favor también del sistema judicial, preferiblemente independiente y sin el compadreo político al que acostumbra. Y a favor, incluso, del sistema financiero: uno en el que los bancos no salgan a bolsa facilitando cuentas falsas para embaucar a los inversores, los grandes banqueros no reciban privilegios para regularizar fortunas no declaradas en Suiza, el consumidor no sea estafado y las entidades no dejen en la calle a quien se retrasa unos meses en el pago de la hipoteca, mientras reciben ayudas de sus impuestos.
Diga usted algo de esto y le llamarán antisistema. Es más: se lo llamarán los políticos, banqueros, empresarios, golfos y trincones que más han hecho por corromper el sistema. La confusión carecería de importancia, si no fuera porque esconde la más trágica de las consecuencias de la crisis: los millones de parados, los sacrificios impuestos, la destrucción de sueños personales, esa generación de jóvenes desperdiciada, el deterioro de los derechos sociales, todo va camino de no haber servido de nada. Se ha recortado en todo, sin reformar nada. Se ha exigido todo, a cambio de nada. Por parte de una casta política y económica que tiene la determinación de mantener el sistema en su actual estado de putrefacción. Queda mucho por saquear. Impunidades por mantener. Corrupciones que tapar. Silencios que comprar.
Quienes controlan el timón saben que el barco presenta graves desperfectos, pero asisten a la zozobra general desde la seguridad del bote salvavidas. Piden a los pasajeros de tercera, los que tienen el agua al cuello, que se sacrifiquen un poco más por mantener la embarcación a flote, dándoles tiempo a arramplar con lo que queda. Y si alguien levanta la voz, o protesta, le dicen airados: “No sea usted antisistema”. @DavidJimenezTW
Durante años han ido destruyendo el tejido productivo de este país, se supone que para modernizarlo. Lo han convertido en un país de “servicios” donde lo único que se hace es intermediar y trapichear. Tenemos más personas trabajando en servicios de “call center” que en empresas de calzado o de juguetes. ¿Recuerdan cuándo en España se fabricaba calzado o juguetes de calidad?. ¿Alguien recuerda nuestra “reconvertida” industria siderúrgica?. Y digo “reconvertida” entre comillas porque no fue reconvertida, fue desmantelada.
Cambio de modelo productivo por un modelo orientado a los servicios y cambio de mentalidad profundizando en la falta de valores. Lo que interesa a nuestros corruptos políticos que ven campo abonado para trapichear y robar a manos llenas. Blindan su sistema y mientras se hartan de recortar a los trabajadores ellos siguen llenándose los bolsillos con los impuestos que todos pagamos. Y, por si fuera poco, pretenden hacernos creer que para ser competitivos hay que renunciar a cosas tan básicas como un salario digno o los más elementales derechos laborales. No señores, para ser competitivos hay que crear y mantener un tejido productivo avanzado y de calidad con profesionales cualificados, algo que se han ido cargando, si alguna vez lo hubo.
Un buen ejemplo de esta mentalidad es los más de 800 despidos en la sanidad madrileña, la incautación de una de las pagas de los funcionarios y el euro sanitario para triplicar el pago de la productividad de los directivos de la sanidad madrileña.
Hoy toca bajón. Menos mal que noticias como la del policía que salvó a la mujer del metro a veces te dan un poco de esperanza. No todo el mundo es igual.
Buen comentario Alejandro, a veces hay cosas que se nos pasan por alto, por lo menos a mi. Has dado en el clavo en muchas cosas. Buen dia y cordiales saludos.
Estoy de acuerdo con Alvaro y contigo. Las cosas no ocurren de la noche a la mañana y la progresiva destrucción de empresas en las que se produce ha sido progresivo y silencioso. Casi diría paralelo al creciente comercio de productos Todo a 100 y al mismo ritmo que fué creciendo nuestra adicción a comprar baratos ciertos productos. Pobres pero con fondo de armario.
Por qué somos antisistema (articulo del miércoles, 25 de mayo de 2011) por Fernando Bermúdez López, teólogo. Nació en Alguazas. Estudió Medicina en la Universidad Complutense y Teología en la Universidad Pontificia de Comillas. Desde 1979 vive y trabaja junto a su esposa en América Latina desempeñando tareas educativas, de promoción humana y de defensa de los Derechos Humanos.
Algunos acusan a los jóvenes indignados del Movimiento 15-M de ser “antisistema”. Yo diría que más bien es el sistema quien está en contra de la juventud, la excluye y le roba la posibilidad de un futuro digno. El sistema es anti-juventud y es anti-vida del pueblo, particularmente de los pobres.
El sistema neoliberal actúa como un monstruo gigante, ante el cual parece que no se puede hacer nada, que hay que dejar las cosas como están aunque no nos gusten. El sistema quiere gente sumisa, acrítica, ignorante. A los que buscan otro mundo posible los llama ingenuos, resentidos, rebeldes… Es por eso que contemplo el Movimiento 15-M como una semilla de esperanza.
Ante esta situación, como creyente en Jesús, obligadamente me veo en la necesidad de volver la mirada al Evangelio. ¿Fue Jesús antisistema? Su mensaje y su práctica nos dan la respuesta. ¿Qué les dice a los banqueros del sistema de su tiempo?: “No se puede servir a Dios y al dinero” (Lc 16,13), “Ay de vosotros que acumuláis riquezas para sí… ¿Apartaos de mí, malditos, porque tuve hambre, tuve sed, fui forastero (inmigrante), estaba desnudo, enfermo… y no me ayudasteis” (Mt 25,31-46). Se puso al lado de los pobres, víctimas del sistema, y fustigó con dureza a los que acumulan riqueza. Véase la parábola el pobre Lázaro y el rico (Lc 16,19-30).
A sus discípulos los llama a rebelarse contra ese sistema cuando les dice: “Como bien sabéis, los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen con su poder. Pero entre vosotros no ha de ser así” (Mc 10, 42). Jesús desacredita al sistema.
Más aún, a la clase dirigente del sistema les dice: “Serpientes, raza de víboras, sepulcros blanqueados” (Mt 23, 1-23). Y al rey le llama zorra (Lc 13, 32).
Jesús se atreve a quebrantar la Ley. Proclama que ésta está en función de la vida del pueblo y no al revés. “La ley está hecha para el hombre y no el hombre para la ley” (Mc 2,26). Más aún, afirma que saciar el hambre de los hambrientos está por encima de la observancia de la ley (Lc 6, 1-4).
A la clase religiosa del sistema les dice que el dios oficial del Templo no es su Dios. Por eso la jerarquía religiosa lo condena como blasfemo (Lc 19,47). “Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban la manera de cómo detener a Jesús y darle muerte” (Mc 14,1-2).
La actitud valiente y sincera de Jesús irritó a los hombres del sistema. El poder económico, político y religioso se puso de acuerdo para eliminar a Jesús. Era un estorbo y un peligro para el sistema.
Es por eso que, como seguidor de Jesús y ante esta realidad que vivimos en España y en el mundo, me declaro antisistema capitalista neoliberal. Y me uno a los que sueñan y luchan por otro sistema socio-económico fundado en la justicia y en la ética. Es necesaria y urgente una revolución ética, una revolución de la conciencia, que siente las bases de otro mundo posible.
Es indignante cómo los que manejan este “sistema” están deshumanizando el mundo y destruyendo nuestro medio ambiente. Han sustituido los valores éticos y morales por los intereses económico-financieros. Han desmontado descaradamente el “estado de bienestar” que los trabajadores, desde finales del siglo XIX, han conquistado con sus luchas.
Soy antisistema porque los políticos han traspasado las funciones del Estado a manos de especuladores, con el pretexto del “libre mercado”. Con la excusa de la crisis, causada por la sed insaciable de los especuladores del “libre mercado”, se castiga al pueblo recortando sus derechos.
Soy antisistema porque se ha llegado a valorar más el capital que el trabajo. En este sistema el trabajador es deshumanizado y convertido en una pieza de la producción al servicio del capital. Y porque el sistema privatiza las ganancias, pero socializa las pérdidas.
Soy antisistema porque sabiendo quiénes han causado la crisis, no se les castiga ni se les depone de sus puestos, sino que se les exime de responsabilidades. Y porque para cubrir el déficit financiero, los gobiernos sacan fondos de los presupuestos del Estado en perjuicio de los gastos sociales.
Soy antisistema porque nuestros gobiernos, tanto estatal como autonómicos, se han sometido vilmente a los dictados del “mercado”, y de los especuladores del “sistema”, amparados bajo el FMI, el Banco Mundial, la OMC o el Banco Central Europeo.
Soy antisistema porque se favorece la libre movilización de capitales y de mercancías, pero no de las personas. Cada vez más se limita, controla y persigue, e incluso se criminaliza, la inmigración, desconociendo que toda persona tiene derecho a movilizarse por cualquier lugar del mundo (Declaración Universal DDHH. Art. 13).
Soy antisistema porque se ha sacralizado la propiedad privada sin límite, como un derecho absoluto, desconociendo las exigencias éticas del bien común y las necesidades de las mayorías empobrecidas. El sistema busca privatizar no sólo los medios de producción sino también los servicios sociales: salud, educación, transporte, vivienda, seguridad…
Soy antisistema porque mientras nuestros gobernantes nos exigen cada vez más renuncias y pérdidas de bienestar, la clase política se afianza en sus privilegios. Y porque ha limitado la participación democrática de los ciudadanos al simple acto de votar cada cuatro años. Y con eso nos dicen que ya hay democracia. El voto favorece a los partidos mayoritarios, en perjuicio de otras opciones, provocando un bipartidismo no representativo de la sociedad española.
Soy antisistema porque muchos de nuestros gobernantes se aferran a sus puestos, que no quieren abandonar, a pesar de haber sido corruptos, y tratan de utilizar el voto democrático para justificar sus actividades especulativas. Se han autoadjudicado un estatus de privilegios: jubilaciones suculentas, dobles sueldos, exenciones tributarias…
Soy antisistema porque el afán de acumulación de riqueza que impulsa el sistema lo ciega para no ver las consecuencias: aumento de la pobreza y el hambre en el país y en el mundo y las alteraciones ambientales, como es el calentamiento global del planeta y el cambio climático.
Soy antisistema porque las grandes corporaciones y compañías transnacionales del sistema caen como aves de rapiña sobre los países del Sur (África, América Latina…) para explotar y saquear sus recursos naturales. El sistema se enriquece a costa de los países del Sur, arrinconándolos en la miseria.
Soy antisistema porque nos han metido en una espiral consumista cada vez más férrea, cuyas consecuencias humanas son la configuración de personas que viven para tener, no para ser, alienadas y esclavas del sistema, con pensamientos y prácticas egoístas y hedonistas.
Soy antisistema porque el consumismo genera una gigantesca acumulación de deshechos (aceites, plásticos, latas, gases tóxicos…) que contamina la tierra, los ríos, los mares y el aire, produciendo efectos irreversibles, convirtiendo la tierra en un gran basurero con imprevisibles consecuencias.
Soy antisistema porque amo la paz, detesto la carrera armamentista y el uso de la violencia como medio de resolución de conflictos. Abogo por un mundo sin guerras, sin ejércitos y sin armas.
Pienso que un verdadero cristiano, en fidelidad al Evangelio de Jesús, ante un sistema injusto y cruel como el que hoy domina el mundo, deberá ser crítico y “antisistema”, soñador siempre de otro sistema que esté organizado en base a la justicia, la libertad, la democracia participativa, el diálogo intercultural, la paz, la solidaridad y el respeto sagrado a la naturaleza.
Pufff, imaginaba que esto iba a suceder. Algunos defendiendo a los violentos. Lástima que haya triunfado el “NO A LA GUERRA ” y no el “SÍ A LA PAZ”.
Algunos peligrosos antisistema:
Muy acertado. Los poderosos califican de antisistema a todo el que les hace peligrar sus privilegios. Pero no de ahora sino de toda la vida de Dios.
Desde Felipe González en 1989 a Soraya SS en 2012. Siempre hemos tenido españoles que han participado en las reuniones del Club Bilderberg. He recopilado esta información desde el año 1989, hasta la última reunión en Junio de este año.
Sigue a estas personas, sigue al dinero, sigue al fraude, sigue a la justicia que les juzga, sigue los empleos a los que son nombrados, sigue sus gestiones.
Es posible que empieces a despertar. Todo depende de tí. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
http://manuescrig.wordpress.com/2012/06/11/espanoles-asistentes-a-las-reuniones-del-grupo-bilderberg/
Los antisistema son peligrosos pues ayudan a cambiar el sistema … injusto
Rosa Parks, la mujer negra que desafió a la América blanca. En 1955, Parks se negó a ceder su asiento en un autobús público de Alabama e impulsó el fin de la segregación racial en EEUU.
En 1955, Rosa Parks tenía 42 años. Afroamericana, natural de Montgomery, Alabama, e hija de un carpintero y una maestra de escuela. De profesión, costurera. Pero además, secretaria y ayudante en la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color.
En aquellos años, los negros sufrían en EEUU la humillación -especialmente en el sur- de no poder compartir con los blancos los mismos lugares públicos: escuelas, restaurantes, salas de espera… la segregación llegaba al punto de que en los baños se mostraban letreros de “sólo blancos” o, directamente, “negros no”. Las leyes Jim Crow, heredadas de la esclavitud del siglo XIX, fueron diseñadas para que los afroamericanos se sintieran inferiores y así mantenerlos marginados de la sociedad.
Gente como Rosa Parks tenía claro que las cosas podían cambiar. El 1 de diciembre de 1955, cogió un autobús público para volver a su casa. Por entonces, los vehículos estaban señalizados con una línea: los blancos adelante y los negros detrás. Así, la gente de color subía al autobús, pagaba al conductor, se bajaba y subía de nuevo por la puerta trasera.
En el asiento equivocado
Parks se sentó en los asientos del medio, que podían usar los negros si ningún blanco lo requería. Cuando se llenó esa parte, el conductor le ordenó, junto a otros tres negros, que cedieran sus lugares a un joven blanco que acababan de subir. “Éste ni siquiera había pedido el asiento”, dijo después Parks en una entrevista a la BBC. Los otros se levantaron, pero ella permaneció inmóvil.
El autobusero trató de disuadirla. Debía ceder su asiento, es lo que marcaba la ley. “Voy a hacer que te arresten”, le dijo el conductor. “Puede hacerlo”, respondió ella. Cuando la policía le preguntó que por qué no se levantaba, contestó con otra pregunta: “¿Por qué todos ustedes están empujándonos por todos lados?”.
Condenada pero libre
“Mientras más obedecíamos, peor nos trataban”, asegura Parks en sus memorias. “Aquel día estaba fatigada y cansada. Harta de ceder”. Por el lance del autobús, Rosa Parks pasó la noche en el calabozo, acusada de perturbar el orden público y pagó una multa de catorce dólares. Sin embargo, el caso trascendió y acabó por dar voz a los movimientos por el fin de la segregación que ya habían comenzado a hacerse notar.
Indignado y hastiado, un joven y desconocido pastor bautista llamado Martin Luther King organizó una oleada de protestas contra la segregación en los autobuses públicos de Montgomery que duró 382 días. Los treinta mil afroamericanos que participaron hicieron marchas de hasta nueve kilómetros, y cuando les preguntaban cómo se sentían, algunos respondían: “Mis pies, cansados. Mi alma, ¡liberada!”.
Mientras, el caso Parks llegó a la Corte Suprema del país, que declaró que la segregación era una norma contraria a la constitución estadounidense, que declara iguales a todos los individuos de la nación. Un año después, el gobierno abolió cualquier tipo de discriminación en los lugares públicos.
Parks, que falleció en 2005 a los 92 años, continuó luchando durante el resto de su vida por los derechos civiles de los afroamericanos. En 1999, recibió la Medalla de Oro del Congreso de los EEUU.
ALFON, EL PELIGROSO ANTISISTEMA (mientras BARCENAS, PUJOL, GURTEL, URFANGARIN, INDULTOS A KAMIKAZES, RECORTES, AMNISTIA FISCAL, CUENTAS EN SUIZA, tienen presuncion de inocencia).
Entrevista con Alfonso Fernández, “Alfon”, el único detenido del 14N que ha permanecido 56 días detenido. “Sacaron una bolsa con el supuesto explosivo de unos matorrales y dijeron que era mía”
Me reúno con Alfonso Fernández, ‘Alfon’, en Vallecas, el barrio donde siempre ha vivido y que estos días está empapelado con cientos de carteles que reivindican su puesta en libertad. En el propio local donde tomamos un café, mientras charlamos, hay una pegatina en la que se lee “Alfon libertad”.
El joven vallecano llega acompañado de Daira, su novia, detenida con él durante la huelga general del 14 de noviembre y puesta dos días más tarde en libertad con cargos. Se besan y ella se va: “Tengo mucho que estudiar”, dice.
El rostro aún aniñado de Alfon delata su edad: 21 años. En los primeros minutos habla con cierta timidez, pero se va soltando a medida que transcurre la conversación, de dos horas de duración.
Pregunta: ¿Qué pasó el 14 de noviembre, jornada de huelga general, para que le detuvieran?
Respuesta: Fue a primera hora de la mañana. Mi novia Daira y yo estábamos yendo a buscar a mi tío, mi madre estaba duchándose, íbamos a volver para recogerla e ir juntos al piquete de cocheras, como hemos hecho en todas las huelgas.
Había más gente, estábamos en una calle entre la casa de mi tío y la mía, y entonces tres policías secretas nos paran, nos piden la documentación, accedimos a entregársela, nos preguntaron dónde íbamos, yo les dije que a casa de mi tío, estábamos justo ya casi debajo de la ventana de la casa de mi tío, y entonces un policía secreta, vestido de paisano, saca de unos matorrales algo, una bolsa, y me pregunta que dónde voy con eso, que qué era eso que llevaba yo ahí.
Sacan lo que hay dentro de la bolsa y vemos que era como una especie de artefacto casero o algo así, que tampoco creo que llegase a ser un explosivo como dicen, no sé, era algo que tenía gasolina y no sé qué más. Así que me dicen que si estoy loco, que dónde voy con eso, yo les digo que se están equivocando.
En ese momento en esa calle había mucha gente, pero fue a nosotros a quienes nos pararon. Los tres secretas llamaron a otros y vinieron más policías, muchos. La verdad es que Daira fue muy valiente, más valiente que yo, aunque yo tuve que hacerme el duro en más de una ocasión, pero yo creo que lo pasé peor que ella, porque también estaba preocupado por ella. Fue muy valiente, valiente, valiente. De allí nos llevaron a la comisaría de Moratalaz.
P: ¿Qué les preguntaron en la comisaría, cómo fue el trato?
R: Hostil, como cualquier detención en una comisaría. A las 17 horas de estar allí y después de habernos tomado las huellas repetidas veces para comprobar, supongo, si estaban en la bolsa del artefacto explosivo o como quieran llamarlo, me sacaron y me dijeron que me fuese con un señor, este señor era de la brigada de información o la brigada político-social la llamaría yo, estaba encapuchado esperándome para entrar a una sala donde había cuatro más como él, todos con el rostro cubierto.
P: ¿En el interrogatorio estaban con el rostro cubierto?
Sí, en ningún momento pude verles el rostro. En la comisaría hubo comentarios muy desagradables, comentarios en los que decían que éramos parásitos, vagos, comunistas, y cosas así. Los interrogatorios fueron muy pesados, a mí se me hizo muy duro, sobre todo también por la presencia de Daira en ellos. Estando solo lo habría vivido de otra manera, más tranquilo, pero al estar con mi compañera y verla en esa situación, pues… ellos también lo aprovecharon contra mí, y eso es lo que se me hizo más duro de llevar, que tuviese que sufrir eso mi compañera y que ellos lo utilizasen contra mí.
P: ¿Cómo lo utilizaron?
R: Diciendo que yo era un hijo de puta que no la quería, que lo que ella estaba pasando era por mi culpa, que yo era un maricón, y que no me la merecía, cosas así… Fueron los momentos más duros. Fue durante los registros. Estando aún en comisaría cogieron las llaves de mi casa, las de Daira y me comunicaron que iban a hacer registros en la sede de Bukaneros [grupo de seguidores del equipo de fútbol del Rayo Vallecano], en mi casa y en la de mi novia.
P: ¿Cómo fueron esos registros?
R: Nos tuvieron esposados en Bukaneros, presenciando el registro, a mí me decían esas cosas sobre mi novia, además había una cámara de televisión persiguiéndome, eran del programa sensacionalista de Mercedes Milá, persiguiéndome todo el rato durante ese registro, todos los policías encapuchados, parecía de película, una cosa increíble.
Luego ya subimos al coche y fuimos a casa de Daira donde siguieron el registro y donde ya empezaron a ver un poco que tenían un circo montado y que se estaban equivocando. Se llevaron el ordenador de casa de Daira y luego fuimos a mi casa y en mi casa se llevaron mi móvil, no tenía ordenador. Y ahí estuvieron, siete policías encapuchados registrando mi habitación, mirando las fotos de cuando tenía 6 años, 3 años… No sé qué querían encontrar, explosivos o algo, pero claro, no encontraron nada parecido, y ya volvimos a comisaría y me devolvieron a los calabozos.
P: ¿Les interrogaron juntos o por separado?
R: De todo, juntos y separados.
P: ¿Sabe si han encontrado huellas en la bolsa?
R: No, no, no hay nada de huellas
P. ¿En la comisaría estaba solo en la celda?
R: Sí, yo en una celda y Daira en otra. Pero podíamos escucharnos, nos preguntábamos que qué tal, yo le decía que cómo estaba y que estuviese bien, que estuviese tranquila,que teníamos que esperar a que llegara nuestro abogado. Y eso es lo que hicimos, esperar a que llegase y eso les enfadó mucho porque está claro que no querían nada bueno para nosotros
P: ¿Ya se imaginaba que ordenarían su ingreso en la cárcel?
Me dijeron que si no colaboraba con ellos, si no les decía lo que ellos querían saber, me iba a comer el marrón y ellos se iban a alegrar porque yo era un hijo de puta. Eso me dijeron, y ahí ya supe que la situación era muy difícil y que podía acabar como acabó.
P: ¿Le dijeron eso?
Sí, porque claro, ellos tienen archivos con miles de personas y de gente que está relacionada con activismo, militancia o con organizaciones que reivindiquen derechos sociales o cualquier cosa que a ellos no les parezca bien. Y ellos sabían de mi historial, de mi militancia en ciertos colectivos, y ellos querían quitarme del medio para dar un toque a la gente, como medida ejemplarizante, para dejar claro que ellos tienen el poder y están dispuestos a usarlo de cualquier manera.
P: ¿Cuál es ese historial del que habla, había tenido algún otro problema con la policía?
Sí, el 19 de junio de 2012, en Vallecas. En este barrio se vive un estado policial las 24 horas del día, el acoso es constante. Estamos acostumbrados, la juventud sobre todo, a los cacheos y a los malos tratos por su parte y aquél día tuve que soportar que a mi tía la pegasen una paliza entre doce policías, que la llevasen a un callejón y le pisasen la cabeza, le partiesen costillas, dedos de los pies, moratones por todo el cuerpo, hay fotos de todo esto.
Era un día normal, nos pidieron de forma arbitraria la identificación, aquí en Vallecas es así, son policías jóvenes que están empezando y están muy crecidos, son muy chulos, muy prepotentes. Estuvieron desde el primer momento con insultos y amenazas. Como les exigimos otro trato, sacaron ya las porras extensibles, que son de acero, y se liaron allí a golpes, y mi tía fue la peor parada porque fue la que menos se dejó maltratar y se la llevaron a una calle y a mi tío y a mí nos llevaron a otro lado, y ese fue el altercado, nos acusan de atentado contra la autoridad pero todo el mundo sabe qué pasó realmente.
P: ¿Qué edad tiene su tía?
38 años
P: ¿Lo denunciaron?
Sí, claro. Estamos esperando a ver qué pasa, a ver qué dice la policía, nosotros tenemos el informe forense donde se ve reflejado el trato. Y luego en comisaría recibimos insultos, nos dijeron que no les engañáramos, que éramos unos rojos de mierda, que con nosotros la solución sería una sentencia de muerte, y bueno, hubo patadas, insultos, maltratos. Fue en la de Portazgo, en Vallecas, aquí son comunes los maltratos y abusos a los detenidos, desde bastante tiempo atrás que pasa esto
P: Volviendo al 14N. Dos días después, el 16 de noviembre, les pusieron a disposición judicial.
R: Sí, nos llevaron a Plaza Castilla. Declaramos los últimos, había muchos detenidos de la jornada de huelga, parece ser que la lucha fue muy intensa, había jóvenes y no jóvenes detenidos contándome qué había pasado con la policía, me contaron la primera carga sin sentido que hubo, las detenciones absurdas a dedo por la calle, los cargos inventados, cada uno contando un poco su historia.
Luego nos llegó la información de que habían llamado de delegación del gobierno a alguien en Plaza de Castilla, alguien con poder para decidir y que tenía que ingresar en prisión. No podían meterme por riesgo de fuga en prisión preventiva porque tengo arraigo, trabajo con mi padre, no había método, pero sabíamos que había presión para que ingresara.
Cuando me dijeron que firmase, pregunté qué firmaba y me dijeron que el ingreso en prisión. Firmé. A lo que yo tenía miedo era a preguntar qué pasaba con Daira, les pregunté y me dijeron que no, que Daira se iba y ya fue el momento de felicidad, me puse a llorar de emoción, de la alegría por saber que para ella terminaba, que se iba a su casa y que iba a dormir con su familia.
Me dejaron que me despidiera de ella, la abracé y la besé, ella estaba llorando y mal pero yo la verdad es que no podía estar mal sabiendo que ella volvía a casa, por esa razón la verdad es que ingresé con una sonrisa en la cárcel.
P: ¿Por qué cree que le ingresaron en prisión?
R: La detención fue casual, estábamos en el momento equivocado en el lugar equivocado, pero el ingreso en prisión fue a dedo porque yo tenía actividad política y me organizaba a nivel de barrio y de colectivos reivindicativos y de un carácter más revolucionario, pero no tengo ningún historial de violencia, ni de explosivos, ni de altercados ni de nada. Vieron a un joven que intentaba organizarse en el barrio con otros jóvenes y no jóvenes y eso fue lo que motivó mi ingreso en prisión
P: En estos momentos ¿qué cargos hay contra usted?
R: Tengo atentado a la autoridad por lo del mes de junio, cuando lo de mi tía, y ahora una acusación de tenencia de explosivos. Y estos son los problemas que tengo con la justicia y no hay más, no hay nada más.
P:¿Ha leído una información en el ABC que le atribuye delitos?
R: Me lo han contado. Ya conocemos la maquinaria propagandística de la derecha ultraconservadora y ultraliberal de este país, que es muy rancia y no tiene escrúpulos. Usan cualquier cosa o inventan cualquier cosa para intentar desmovilizar y asustar a la gente y salirse con la suya, pero tenemos que mantenernos fríos y no caer en sus provocaciones
P:¿Van a tomar medidas?
Tendrán noticias nuestras sobre este tema, pero todo a su tiempo
P: Y ya en la prisión de Soto del Real, ¿cómo fue?
Duro, pero se hizo mucho menos duro gracias a toda la solidaridad que hubo desde fuera, la verdad es que eso me ayudaba. Me la transmitía mi madre cuando venía a verme una vez a la semana, y los abogados de la Asociación Libre de Abogados que venían a verme mucho para darme ánimos, me contaban los actos de apoyo, la solidaridad, eso me ayudaba mucho.
P: ¿Podía mantener correspondencia, recibía cartas?
R: La primera semana sí, porque aún no estaba en FIES [fichero que supone una vigilancia de 24 horas al preso, con restricción de movimientos y control de comunicaciones] pero luego ya solo tenía derecho a dos cartas semanales, que llegaban los martes por la tarde, pero todas las cartas que yo envié no llegaron, y luego ya dejó de llegarme a mi también.
P: ¿Se han perdido esas cartas?
R: No lo sé, las tendrán en el juzgado o en el centro, interpretándolas, supongo que las tendrán ellos todavía
P: ¿Cómo eran los días en la cárcel?
R: Se hacían muy largos, las mañanas sobre todo, hasta la una que comes era muy largo, intentaba leer y hacer ejercicio y pasar el tiempo distraido. Por las tardes si teníamos un balón jugábamos un partido de fútbol o una partida de cartas. La lectura y el deporte eran fundamentales para matar el tiempo. El resto del tiempo estás en tu celda con tu compañero y ya está…
P: ¿Qué tal le trataron?
Bien, ni bien ni mal, allí tú llegas y tienes que tener firmeza, saber dónde estás y que hay gente que tiene una manera de entender la vida diferente. La verdad es que mi caso era especial, porque no había nadie que estuviera por los mismos motivos que yo. Tuve que adaptarme al sitio y saber cómo actuar para tener mi círculo de amistad allí dentro y llevarlo más a gusto
P: ¿Le cambiaron de módulo?
R: Sí, al principio estaba en uno de menores, con gente de mi edad. Pero luego, al cabo de un mes, me llevaron a otro en el que había 50 personas más, estaba el módulo lleno, éramos casi 150, y ya era una media más de la edad de mi padre, había un par de personas de 28 años pero el resto eran mayores.
Allí se me hizo más duro adaptarme, fueron los días más tristes, me costó hacerme al sitio, ya no estaba con chavales de mi edad y ya el de qué hablar o cómo relacionarme con ellos cambiaba mucho
En este punto de la conversación llega Elena Ortega, la madre de Alfon, diciendo sonriente:
“Unos de un coche me han reconocido, me han pitado, han bajado la ventanilla y me han dicho: Enhorabuena, que ya lo tienes en casa!!!. Estoy abrumada ante la solidaridad que estoy recibiendo”.
Alfon sonríe y prosigue:
-En ese módulo ya noté que el trato no era como el que recibe cualquier otro preso, era un trato más especial, primero estuve en una celda, a la mañana siguiente tuve que recoger las cosas y subirme a otra celda porque al estar en FIES era obligatorio estar en la segunda planta y otra vez el cambio…
A mí me pusieron un FIES-5, pero hay otro tipo de presos en Soto con otro tipo de FIES que llevan muchos años de primer grado en aislamiento, presos políticos también y están bastantes olvidados, la verdad, y eso es importante que se sepa, que no soy ni el primero ni el único preso político que hay en España.
Y como digo esos fueron días muy confusos y bastantes duros para soportar mentalmente y bueno, mi madre me ayudó mucho en este aspecto y la verdad es que se lo debo a ella.
P: Cuando dice que recibía un trato especial, ¿se refiere a los funcionarios?
R: Sí, me hacían muchas preguntas, algunas veces no tenía mucho sentido, me llamaban todas las tardes para preguntarme qué había hecho durante el día, dónde había estado, “¿dónde voy a estar?”, les decía yo.
Luego ya se les fue pasando un poco, al conocerme. Yo creo que se esperaban otra cosa, al igual que los de la Junta de la cárcel: Al verme y escucharme se quedaban un poco desconcertados porque veían que mi personalidad no se correspondía con lo que la policía supongo que les habría contado, y que el FIES no era método con mucho sentido para mí.
P: ¿Se acuerda de su primera manifestación?
R: No, sería a hombros de mi padre o en el carrito. Y desde entonces muchas.
P: ¿Qué es para usted la política?
R: Para mí la política es revolucionaria, decir la verdad es siempre revolucionario, creo en una política más a nivel extraparlamentario, pero también creo que es necesario que la gente que se mueve a nivel parlamentario o más institucional tenga una conciencia de clase, tan olvidada ahora. Para mí la política tiene un carácter más a nivel de calle.
P: ¿Cómo se pueden cambiar las cosas desde la calle?
Creando el poder popular, empezando por los barrios, reuniéndose en asambleas, creando centros sociales donde la gente se reúna, y donde el barrio se organice para sacar adelante sus reivindicaciones. El problema es que en los barrios como Vallecas, cuando ven que crece la organización y el descontento y que la gente piensa y se queja, pues lo revientan metiendo droga o criminalizando y lo usan para desmovilizar a la población.
P: ¿Qué opina de Internet como herramienta para cambiar las cosas?
Es un arma de doble filo. A nivel de difusión es vital, pero luego les sirve para tenernos controlados, localizados, y también crea desmovilización, hay gente que cree que la revolución se hace desde su ordenador y ya está pero el cambio necesita de la calle, de los barrios.
P: ¿Cómo definiría Vallecas?
Alegre y combativa
P: ¿Y a su familia?
Alegre y combativa. Vallecana
P: ¿Qué piensa del 15M?
En un principio me ilusioné mucho por ver una corriente popular con reivindicaciones, también tengo mis diferencias, claro, cada uno tiene su forma de verlo, pero he participado en él. Creo que habría que separarse de expresiones como “ni de izquierdas ni de derechas” porque unas medidas como las que se piden desde el 15M son de izquierdas, y no pasa nada por decirlo. Sí, somos los de abajo y vamos a por los de arriba, pero con unas medidas de izquierdas y revolucionarias, desde mi punto de vista.
P: ¿Hay alguna figura política a la que admire?
El Che Guevara, por ejemplo. Por cierto, ahora me acabo de acordar que en la prisión no dejaron que entrase el libro “Biografía a dos voces”, una biografía de Fidel Castro [de Ignacio Ramonet], lo vetaron diciendo que no se ajustaba a las características del centro. En fin. Las cárceles en este sistema no están hechas para los malos, están hechas para que algunos paguen los desajustes y las injusticias de un sistema de capas y de clases
P: ¿Qué es Bukaneros?
Empezó como peña de fútbol por el 92 y nada más, con los años ha adquirirdo un compromiso social mayor, cada vez más gente cree en ese compromiso y tiene más unidad con otras organizaciones del barrio. Bukaneros es la que congrega a la juventud, la que más problemas da al poder en Vallecas, porque tiene poder de convocatoria y por eso lo intentan criminalizar.
Elena, la madre de Alfon, que está a nuestro lado leyendo la prensa, entra en la conversación:
Elena: Antes del 14N hubo una manifestación de 2.000 personas en Vallecas para animar a la huelga, Bukaneros tiene capacidad de convocatoria, puede llevar a gente y eso lo saben, la capacidad que tiene en las protestas, en todas las convocatorias.
P: Creo que en Bukaneros le gritan eslóganes a la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes
Alfon: Sí, quizá yo he pagado un poco por eso, conmigo han dicho: “Ahora sí”. En más de una ocasión le hemos recordado a su marido, que tiene asuntos turbios relacionados con el dinero y en los partidos hemos sacado pancartas relacionadas con ello. Después del 25S hubo una pancarta diciendo “1.400 polis rodeando el Congreso y el marido de Cifuentes sigue fugado”, y luego, después de mi ingreso en prisión otra: “Alfon en prisión y el marido de Cifuentes sin aparecer” y bueno, tenemos ese pique con ella y ella va a por nosotros
P: ¿Es de Bukaneros?
Yo soy de Vallecas y me organizo con los colectivos de Vallecas, que son muchos. Bukaneros es una de las organizaciones más reivindicativas que hay en Vallecas y voy con ellos
P: Durante su encarcelamiento, una antigua maestra suya dijo que lo único que usted había hecho era seguir los valores que se le inculcaron. ¿Qué valores son esos?
R: Solidaridad, el respeto a la gente, al pueblo, a los demás, valores de la concienciación, de saber de dónde vengo, de saber la injusticia de este sistema, que para que uno tenga 1.000 haya 1.000 que tengan uno.
Creo que necesitamos concienciación, organización, templanza, seriedad y equilibrio, constancia y mucha unión para que se ponga fin a tanta injusticia y abuso, a este sistema ultraliberal, y poder crear una democracia más participativa donde la gente tenga más capacidad de decisión.
Desde que tengo conciencia sé que vengo de una familia trabajadora. Mi abuelo era minero, mis bisabuelos fueron asesinados por los franquistas, están no sabemos dónde, en alguna fosa común. Mi madre nació en Francia, de familia de exiliados.Todas estas cosas marcan, desde siempre en casa se ha hablado de política, de compromiso.
Hay que adquirir compromiso con los que sufren un sistema injusto donde se usa la explotación de mucha gente para que pocos tengan poder y decidan la vida del resto. Desde que soy pequeño he visto a mucha gente jodida, las injusticias que hay en barrios como este.
Alfon sorbe un poco de café. Llega un amigo suyo al que aún no había visto desde su salida de la cárcel. Se abrazan.
Elena vuelve a expresar su agradecimiento a la solidaridad que ha recibido: “Estoy muy orgullosa de Vallecas, este barrio es un referente, y ellos lo saben, y por eso van a por él”.
Alfon prosigue:
-Van a por él, lo llenan de droga, están volviendo a sacar la droga de los poblados y metiéndola en los bloques de Vallecas, o de Carabanchel.
P: ¿Quién hace eso?
El gobierno y sus medidas urbanísticas, están derivando los poblados y trayendo a los narcotraficantes a los bloques.
P: Y ahora, ¿qué?
Pues no quiero estancarme en esto, espero que sirva para que la gente se dé cuenta de que no he sido el primero ni soy el único preso político, que hay que solidarizarse con otros muchos. Y nada, seguiré trabajando como siempre, y con calma, y a seguir luchando por nuestros derechos. Y pendiente de la instrucción del juicio, estoy en manos de mi abogado, en quien confío.
P: ¿Esto va a obligar a que te lo pienses dos veces antes de ir a una protesta?
R: No, al revés, si en algún momento me lo pude pensar dos veces, ahora ya no. Creo en la necesidad de la protesta y de la huelga, que es la manera que tenemos los trabajadores de reivindicar lo que es nuestro por derecho, nuestra dignidad. Dicen que hay coacción por parte de los piquetes… La coacción es la de los empresarios a los trabajadores con las amenazas de despido.
P: Si tuviera oportunidad de sentarte a tomar un café con la delegada del gobierno, Cristina Cifuentes…
R: No creo que pudiera sentarme con ella a tomar un café. Le diría que es muy fácil desde sus atalayas de poder y desde sus lujos dar lecciones de moral y de cómo tenemos que llevar a cabo nuestras vidas, pero que baje una temporada por aquí a ver lo que su sistema y su legítima democracia crea en barrios como este, y a lo mejor se pensaría esas lecciones de moral que tanto le gusta dar desde sus atalayas de poder
Y bien despuès de leer las opiniones, desde este lado del atlántico no queda otra sino reconocer que hay mucho por accionar para crear “los antisistemas”
¡¡¡¡Buffff!!! Vaya artículo te has cascado David. Yo me siento cabreado y como no muy indignado.
Estoy de acuerdo en que ya está bien de soportar a golfos , corruptos, asesinos, a los que apoyan a los violentos, a los que roban , a los que miran para otro lado, a los que no permiten la libertad de expresión, a los maleducados, a los gritones, a los que no quieren hablar, a los que no escuchan, a los vagos, a los maleantes, a los que exigen todo sin dar nada a cambio, a los que chillan sin parar, a los voceros de otros, a los que tiran a dar, a los que queman y pintan las calles, a los que manchan, a los que se cargan el medio ambiente, a los que pegan a sus parejas, a los que escupen, a los que insultan, a los que se esconden en las redes sociales para decir barbaridades, a los que piensan en que otros no deberían existir, a los que se aprovechan de los necesitados, a los que roban, a los que no cumplen las leyes, a los que permiten el incumplimiento de las leyes, a los que exigen que no se cumplan las leyes, a los que no les gustan las leyes, a los sucios por dentro y por fuera, a los agresores sexuales, a los que les molestan sus vecinos, a los que molestan a sus vecinos, a los que siempre destruyen , a los que nunca construyen, a los que van de pedigüeños, a los que solo dan a los de un lado, a los politizados, a los descerebrados del fútbol, a los fanáticos, a los que siguen a ciegas unas siglas, a los que justifican todo siempre, a los que siempre quieren más que el de al lado, ………………. en fin, la lista interminable.
Pero lo más importante, para mí claro, es que no se puede ser antisistema sin ponerle apellidos. Hay que mojarse. ¿No te gusta la democracia? ¿No te gusta el sistema político? ¿No te gusta el sistema económico? ¿No te gusta el sistema de control sanitario? ¿No te gustan los independentistas? ¿No te gusta el periodismo actual? ¿No te gusta el modelo territorial? ….. Y me temo que algunos esconden detrás del término antisistema una ideología política muy clara e intencionada tras la que se esconde lo de siempre, liquidar al contrario. Insisto, algunos.
No se puede vivir en la anarquía total. Tendrá que haber leyes, tendrá que haber orden, tendrá que haber una nación, tendrá que haber una sanidad, tendrá que haber un proyecto, TENDRÁ QUE HABER DIÁLOGO, tendrá que haber rojos y fachas, tendrá que haber educación, tendrá que haber ….
Eso sí hay que soltar toda la basura ya.
Es cierto que este sistema podrido es el que parece que debe ser defendido a capa y espada. Es al menos lo que postulan todos los que no quieren perder las prebendas que tuvieron siempre. Nos roban hasta el aire que respiramos y quieren hacer que paguemos por inspirarlo, Lo cierto es que contra toda esta porqueriza habrá que mover ficha. A la calle pues, arrasemos a esta gentuza ….
La unica solucion posible, la única revolución que arreglaría sin empeorar, es tranquila, sencilla, constante, valiente y me atrevería a decir: legal. Se llama soberanía alimentaria. Como hoy por hoy no la tenemos, y cada vez está más lejos, controlada por el sistema, aceptamos todo. Interpretamos la perdida de derechos como una advertencia: después de sanidad y educación viene la alimentacion. Ya muchas familias dependen día a día de Caritas, y esta información no deja de aparecer con cierta frecuencia en los informativos. Esto nos produce miedo y nos seguimos agarrando al dinero, pues es el único medio que conocemos para alimentarnos.
Revolución es buscar modos de intercambio sin bancos y modos de intercambio sin dinero, modos de relacion con lo más cercano (el sistema nos impone que lo mas accesible es lo más lejano o lo que es lo mismo, lo más barato, lo que viene de más lejos. Piensen en la ropa de Bangla desh). Usar los caminos más cortos y valorar el tiempo.
Hoy algunos somos un poco más antisistema que ayer y un poco menos que mañana! Gracias y buen fin de semana!
Antígeno antihumano. Antídoto de antisistema.
Día a día parece más que evidente que este sistema hace aguas, así que ser antisistema es proponer cambiar de barco para evitar más pérdidas humanas y ser más respetuosos con el mundo que nos da vida.
Sin embargo algunos no quieren abandonar el barco donde tan a gusto han vivido, cuestión de clases….
Felicitaciones sinceras por ser antisistema: la mediocridad del entorno siempre se asusta, por cobardes, de todos aquellos que se atreven a ser honestos en vez de hipócritas, ver claro, y además decirlo y escribirlo, lo cual yo también vengo haciendo toda mi vida .
“Ladran, luego cabalgamos…”
Los elogios que más he apreciado y agradecido siempre, son “no eres normal”, “atípica”, “vives en un extremo de la curva”, “vas por delante de tu tiempo”, “politicamente incorrecta”… todo lo cual me asegura que lo estoy haciendo muy bien al marcar diferencias y no participar de este esperpento social, mediocre e involucionista donde los haya, basado en la ignorancia, ergo, en el miedo, y que a mí siempre me ha sservido, al menos, para una cosa: para saber cómo no hay que ser.
Mi más sincera enhorabuena y sigue así porque nuestro ejemplo es lo único que podremos dejar como huella de nuestro paso por el planeta. Esa es la misión de los humanos conscientes y despiertos. Los demás que sigan como las avestruces…
Inma Capó
Acepto incluso con agrado que me llamen antisistema, aunque me gustaba mas cuando nos llamaban rojos, al fin y al cabo no deja de ser un reconocimiento a una aptitud ante la vida.
un saludo a tod@s
Yo también soy antisistema, como David. Todo un priviligeio compartir tal distinción.
David, hay un texto del catedratico y filósofo FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEY que viene al pelo:
Venimos observando que, en los últimos tiempos, los medios de comunicación de todo tipo han puesto de moda el término antisistema. Lo usan por lo general en una acepción negativa, peyorativa, y casi siempre con intención despectiva o insultante. Y aplican o endosan el término, también por lo general, para calificar a personas, preferentemente jóvenes, que critican de forma radical el modo de producir, consumir y vivir que impera en nuestras sociedades, sean estos okupas, altermundialistas, independentistas, desobedientes, objetores al Proceso de Bolonia o gentes que alzan su voz y se manifiestan contra las reuniones de los que mandan en el mundo.
Aunque no lo parezca, porque enseguida nos acostumbramos a las palabrejas que se ponen de moda, la cosa es nueva o relativamente nueva. Así que habrá que decir algo para refrescar la memoria del personal. Hasta comienzos de la década de los ochenta la palabra antisistema sólo se empleaba en los medios de comunicación para calificar a grupos o personas de extrema derecha. Vino a sustituir, por así decirlo, a otra palabra muy socorrida en el lenguaje periodístico: ultra. Pero ya en esa década la noción se empleaba principalmente para hacer referencia a las posiciones del mundo de Herri Batasuna en el País Vasco. En la década siguiente, algunos periódicos a los que no les gustaba la orientación que estaba tomando Izquierda Unida ampliaron el uso de la palabra antisistema para calificar a los partidarios de Julio Anguita y la mantuvieron para referirse a la extrema derecha, a los partidarios de Le Pen, principalmente, y a la llamada izquierda abertzale. Así se mataba de un solo tiro no dos pájaros (de muy diferente plumaje, por cierto) sino tres.
Esa práctica se ha seguido manteniendo en la prensa aproximadamente hasta principios del nuevo siglo, cuando surgió el movimiento antiglobalización o altermundialista. A partir de entonces se empieza a calificar a los críticos que se manifiestan de grupos antisistema y de jóvenes antisistema. Pero la calificación no era todavía demasiado habitual en la prensa, pues el periodista de guardia de la época, Eduardo Haro Teglen, en un artículo que publicaba en El País, en 2001, aún podía escribir: “Las doctrinas policiales que engendra esta globalización que se hace interna hablan de los grupos antisistema. No parece que el intento de utilizar ese nombre haya cundido: se utilizan los de anarquismo, desarraigo, extremismo, agitadores profesionales. Pero el propio sistema tendría que segregar sus modificaciones para salvarse él si fuera realmente un sistema y no sólo una jungla, una explosión de cúmulos”.
En cualquier caso, ya ahí se estaba indicando el origen de la generalización del término: las doctrinas policiales que engendra la globalización. Desde entonces ya no ha habido manifestación en la que, después de sacudir convenientemente a una parte de los manifestantes, la policía no haya denunciado la participación en ellas de grupos antisistema para justificar su acción. Pasó en Génova y pasó en Barcelona. Y también desde entonces los medios de comunicación vienen haciéndose habitualmente eco de este vocabulario.
El reiterado uso del término antisistema empieza a ser ahora paradójico. Pues son muchas las personas, economistas, sociólogos, ecólogos y ecologistas, defensores de los derechos humanos y humanistas en general que, viendo los efectos devastadores de la crisis actual, están declarando, uno tras otro, que este sistema es malo, e incluso rematadamente malo. Académicos de prestigio, premios Nobel, algunos presidentes en sus países y no pocos altos cargos de instituciones económicas internacionales hasta hace poco tiempo han declarado recientemente que el sistema está en crisis, que no sirve, que está provocando un desastre ético o que se ha hecho insoportable. Evidentemente, también estas personas son antisistema, si por sistema se entiende, como digo, el modo actualmente predominante de producir, consumir y vivir. Algunas de estas personas han evitado mentar la bicha, incluso al hablar de sistema, pero otras lo han dicho muy claro y con todas las letras para que nadie se equivoque: se están refiriendo a que el sistema capitalista que conocemos y en el que vivimos unos y otros, los más moran o sobreviven, es malo, muy malo.
Resulta por tanto difícil de entender que, en estas condiciones y en la situación en que estamos, antisistema siga empleándose como término peyorativo. Si analizando la crisis se llega a la conclusión de que el sistema es malo y hay que cambiarlo, no se ve el motivo por el cual ser antisistema tenga que ser malo. El primer principio de la lógica elemental dice que ahí hay una incoherencia, una contradicción. Si el sistema es malo, y hasta rematadamente malo, lo lógico sería concluir que hay que ser antisistema o estar contra el sistema. Tanto desde el punto de vista de la lógica elemental como desde el punto de vista de la práctica, es indiferente que el antisistema sea premio Nobel, economista de prestigio, okupa, altermundista o estudiante crítico del Proceso de Bolonia.
Si lo que se quiere decir cuando se emplea la palabreja es que en tal acción o manifestación ha habido o hay personas que se comportan violentamente, no respetan el derecho a opinar de sus conciudadanos, impiden la libertad de expresión de los demás o atentan contra cosas que todos o casi todos consideramos valiosas, entonces hay en el diccionario otras palabras adecuadas para definir o calificar tales desmanes, sean éstos colectivos o individuales. La variedad de las palabras al respecto es grande. Y eligiendo entre ellas no sólo se haría un favor a la lengua y a la lógica sino que ganaríamos todos en precisión. Y se evitaría, de paso, tomar la parte por el todo, que es lo peor que se puede hacer cuando analizamos movimientos de protesta.
Francisco Fernández Buey y Jordi Mir son Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales (CEMS)-Universidad Pompeu Fabra
Gracias, este texto me ha parecido muy ibteresante, muy apropiado.
Es que lo que describes como sistema no es el que tenemos. Eres “prosistema” del que solo existe la fachada. Por eso con razón te llaman antisistema. Pero a mi no me importa, también me han llamado en alguna ocasión antisistema. Sí, soy un antisistema del actual donde se indulta a poderosos que has desfalcado arcas públicas o cuyos abogados son familiares de ministros, donde la corrupción es endémica y nunca pasa nada, donde se manipulan los medios de comunicación públicos (autonómicos sobre todo), y un largo etcétera. Si es por esto que me llaman antisistema, lo admito sin rubor.
Hastío. A mis 43 años me siendo más que harto de golfos y golfadas; de ver cómo todo sigue igual y los que gobiernan, por los que antaño sentí simpatías, no hacen nada; o no les dejan hacer nada… Sí, yo también me he convertido en un indignado. Dejémoslo ahí… :-(
Estoy de acuerdo David. Me ha gustado especialmente una frase: “Se ha recortado en todo, sin reformar nada.”
Hay que hacer algo. Algo más que simplemente desahogarse. Pero justamente ese sistema imperante no nos permite hacer nada a los ciudadanos.
Yo si soy antisistema. No me gusta el sistema politico-economico-etico en el que vivimos.
Definitivamente me declaro antisistema. ¿Cuando y como comenzamos a cambiarlo?
Es que existen dos sistemas, el que es y el quieren que pensemos que es.
Personalmente me declaro anti sistemas en ambos casos.
Uno es una elaborada red de dominio y el otro una elaborada red de sueños.
Debemos crear un nuevo sistema, basado en la colaboración y no en las jerarquías.
de acuerdo totalmente. Yo creo que, como cuando uno se confunde haciendo punto, le toca deshacer filas y filas tirando de la hebra hasta que llega al punto en el que se equivocó, ahora toca ir deshaciendo el sistema empezando por lo último hasta eliminar lo erróneo y dejar la base que aún sea válida.
Hubo un día en el que el hombre, asentado en un lugar y aprendido a cultivar la tierra para alimentarse, fué capaz de conseguir más alimentos de los que él y su familia eran capaces de consumir, y decidieron comerciar con ese excedente…
Pensemos con sinceridad qué es lo más necesario en nuestras vidas (¿la soberanía alimentaria, tal vez?) y cual es la finalidad de las mismas (¿la felicidad, tal vez?). Y ahora pensemos en cómo el sistema nos hace dependientes de él al hacernos creer que sólo con él y a través de él lo conseguimos (algunos, sólo lo perseguimos).
El sistema se llama dinero, y no es otra cosa que un vale que refleja el excedente (una vez en papel, de menor caducidad que el trigo) conseguido por uno mismo, por los antepasados, por otros individuos contemporáneos o fallecidos, vecinos o de la otra punta del planeta.
El hombre de hace 3000 años, se plantaría en medio del descampado, ese en el que la comunidad de Madrid o el Ayuntamiento prometió poner un colegio, y plantaría su huerto. El hombre de hoy no sabe alimentarse si no es pagando con dinero.
David, me siento muy identificada con tu diagnóstico sobre la situación que estamos padeciendo en los últimos años. Pero no sé cómo canalizar la rabia que me produce. Cómo contribuir a cambiarla.
Carmela Martín
La rabia no hay que canalizarla. Hay que exteriorizarla y convertirla en acciones. Cada uno de acuerdo a sus posibilidades, su forma de ser y su conciencia. Pero nunca “canalizarla”.
Jose Saramago: “Es hora de aullar, porque si nos dejamos llevar por los poderes que nos gobiernan, y no hacemos nada por contrarrestarlos, se puede decir que nos merecemos lo que tenemos.”
Saludos cordiales y buen fin de semana.
Pingback: El antisistema
Efectivamente todos, excepto ellos, somos antisistema.
El sistema es solo de unos pocos, de los amigos, sin olvidarnos de ellos. Los demás nos encontramos en un sistema qe no se creo para nosotros, tal vez para hacernos creer que formábamos parte de el, y así, de ese modo, arrancarnos rentabilidad.
Estamos desperezando. El mal sueño es muy real. Tanto que nos mantiene bloqueados.
Buenos dias desde Madrid David
Tantas palabras han pervertido su significado, que no me extraña lo más mínimo que te llamen “antisistema”. Al paso que vamos, pronto podrás considerarlo un honor.