La ministra de Sanidad Ana Mato no sabe quién pagó su viaje a Disney, el ex presidente José María Aznar las clases de golf en el Club de Campo, el presidente de la comunidad de Valencia los 20.000€ que costaba su coach personal, el ex ministro socialista José Blanco las reformas de su casa, la Infanta su millonaria villa de Pedralbes… Tanto desorden en las cuentas domésticas de los políticos, esa obsesión por llevárselo gratis, contrasta con la exigencia de que los demás se aprieten el cinturón. El pensionista sí sabe quién paga ahora las medicinas que antes eran gratis, los padres los libros de texto que estaban subvencionados, los estudiantes unas matrículas universitarias abusivas que dejan a miles de ellos fuera del sistema educativo, los discapacitados esas ayudas que muchos han esperado, literalmente, hasta morirse. Sigue leyendo