Querido lector, esta que es su/tú página ha superado el millón de visitas. Es un número improbable para un medio de andar por casa, creado sin coste alguno, sostenido por este único empleado en sus ratos libres y una idea tan poco original como la de contar casi toda la verdad. Esto es, la mía.

Al crear el blog anuncié que sería un espacio independiente, pero tres años y un centenar de artículos después -disculpen las reiteradas ausencias-, he llegado a la conclusión de que no lo es tanto. Mi libertad se ha visto limitada por quienes me leíais. Volviendo al blog una y otra vez, reclamando mis notas cuando se demoraban, dejando cerca de 4.000 comentarios y debatiendo lo aquí publicado, fuisteis haciendo este espacio más vuestro. Menos mío. Y así, cuando tuve la tentación de abandonarlo, agobiado por compromisos editoriales o coberturas informativas, sentí que yo no era nadie para cerrar algo que había dejado de pertenecerme. ¿No deberían ser todos los medios así, propiedad de sus lectores?

No tengo mucho con lo que agradecer esa dulce pérdida de independencia, más allá de la renovación del compromiso inicial con el que se creó la página de seguir escribiendo de forma honesta cuando no objetiva, sin intención de ofender pero sin temor a hacerlo, si no con la libertad de los locos -hace falta demasiada cordura-, al menos con la que nos concedemos los huérfanos de religión, ideología o partido político.

Gracias a todos.