Todavía guardo las cartas de rechazo de Hijos del monzón, mi primer libro. Nadie diría que fueron escritas por editoriales diferentes. La misma frase, o similar, aparece en el último párrafo de cada una de ellas: “Nos gusta su obra, pero no creemos que tenga salida comercial”. Empezaba a preguntarme si me había equivocado de oficio cuando decidí hacer un último intento. Contacté sin conocerle con Ángel Fernández Fermoselle, fundador de la pequeña editorial independiente Kailas. Nos citamos en Madrid, le entregué el texto y me dispuse a esperar otro desaire. Me llamó al rato:
-Me encantaría publicar el libro.
-¿Tuviste tiempo de leerlo?
-Un capítulo nada más. Marta (la coordinadora de Kailas) ha leído otro.
-¿Y no quieres terminarlo para estar seguro?
-He leído suficiente para saber que merece ser publicado.
Hijos del monzón desmintió a quienes no lo veían comercial. El libro ganó el premio al Mejor Libro de Literatura de Viajes en España (Consorcio Camino del Cid) y se ha traducido a varias lenguas. En verano será publicado también en Estados Unidos.
Supongo que Ángel habrá perdonado mi falta de franqueza en aquel primer encuentro, cuando rebajé el número de editoriales que habían herido mi orgullo de escritor novel por no presentarme con excesiva aura de perdedor. Ahora que le conozco, creo que el efecto habría sido el contrario: que otros hubieran rechazado el libro por no ser comercial solo habría aumentado su interés.
Basta echar un vistazo a las listas de novedades para saber que quedan pocos editores como Fermoselle, dicho con todo el respeto para quienes no pueden permitirse el lujo de publicar sin tener en cuenta las modas o los números. Frente a la literatura rápida y efectista, pensada para regalarse y no para ser leída, en Kailas siguen editando bajo la romántica premisa del mérito del autor y su obra. Eso les convierte en un pequeño oasis en un mundo editorial que se mueve por nombres, donde la mayoría de las editoriales han perdido la paciencia necesaria para descubrir nuevos talentos, los premios literarios están amañados y muchos editores publican libros que saben infumables, simplemente porque llevan la firma de una celebridad.
Quizá por eso cuando supe que el autor chino Mo Yan había ganado el Nobel de Literatura reaccioné como si me lo hubieran dado a mí. Había sido testigo de la pasión de Ángel por los libros, de sus insobornables principios editoriales y de esa fe ciega por Mo que le había llevado a traducir sus obras en España cuando era un completo desconocido para el lector español. “Le van a dar el Nobel”, bromeábamos muy en serio cada año en vísperas del anuncio de la Academia sueca. Se lo dieron. Un premio a Mo Yan, pero también al editor que no publica libros. Los adopta. @DavidJimenezTW
Pingback: Jorge Cancela » Blog Archive » Hijos del monzón de David Jiménez
Pingback: De Libros y Editores
Aprovecho para agradecer a los editores el haber editado a Mo Yan. Para ser honesto, competía la portada del ajo con la de Stoner: ¿Cuál es más chirriante? Objeto de discusiones con los colegas, acabó ganando por goleada la de Stoner que, por otra parte fue sustituida tiempo después.
Gracias de nuevo.
Tus escritos son verdaderos regalos para los que te seguimos… Gracias por compartirlos..Esperaré siempre sigas por aquí David….
David: me encanta esa reseña de tu esfuerzo como autor por encontrar a un editor como Ángel. Esa fortuna tuya va de la mano con una innegable capacidad para transmitir elegantemente los hechos de la vida. Celebro que existan personas como Ángel, espero que una corte de ángeles como él deambulen por otras latitudes del planeta como México, por decir un lugar. Abrazos.
Para mí fue muy especial leer ‘Hijos del monzón’. En concreto el capítulo de la niña camboyana (justo un año antes de leerlo yo había viajado a Camboya y describes perfectamente la situación actual y la historia reciente del país). Las historias de Tailandia, Afganistán, Mongolia, etc. también son excelentes. Reconozco que leí por primera vez el libro porque me lo prestó un amigo, pero una vez leído, fui a comprarlo (precisamente en la pasada Feria del Libro de Madrid) y se lo regalé a mi mujer. A ella también le encantó. Ahora, con muchas ganas de leer ‘El botones de Kabul’.
Hijos me pareció un excelente libro. Sin derrochar pretensión, calaba hondo. Sin resultar estridente, profundizaba en las historias. No me puedo creer que no lo encontraran interesante las editoriales. Este hecho, por sí solo, dice mucho. Y no bien.
La pena es que David no publique más libros dada su envidiable experiencia en una parte del globo tan intresante. En cualquier caso, allgo me dice que David acabará siendo un autor de éxito, pero de esos que llaman de culto. Ese éxito más limitado, quizás, pero mucho más comprometido.
Y si no, el tiempo.
Querido David,
Como mola tu artículo!!!!
Mil gracias!
Un beso fuerte,
M.A.D.
El 24/01/2013, a las 05:01, “davidjimenezblog” <[email protected]> escribió:
davidjimenezblog posted: “Todavía guardo las cartas de rechazo de Hijos del monzón, mi primer libro. Nadie diría que fueron escritas por editoriales diferentes. La misma frase, o similar, aparece en el último párrafo de cada una de ellas: “Nos gusta su obra, pero no creemos que te”
Pingback: El blog de David Jiménez. Os encantará. | Blog Editorial Kailas
Desde luego hijos del monzón no te deja indiferente. Y no me pareció duro, simplemente realista y con mucho fondo.
Muy buen libro.
Saludos
Para nosotros en Kailas fue un placer publicar Hijos del Monzón. A Marta y a mí nos pareció una delicia de libro -cada uno leyó un capítulo diferente la misma noche que recibimos el manuscrito-. Al día siguiente comentamos, entusiasmados, los pormenores de lo leído. Pocas veces los editores tenemos la fortuna de encontrarnos con textos tan brillantes como el de Hijos, pero cuando ocurre es motivo de máxima felicidad. Hace mucho que David es una referencia dentro del periodismo; pero tiene, además, el talento suficiente para convertirse, al mismo tiempo, en un excelente autor.
Reblogged this on Noke In The Cloud.
Me alegro de que todavía queden editores de este estilo. Por lo que conozco de las grandes, apenas se atreven con nombres desconocidos. Da la impresión de que su única razón de ser es mantener su enorme estructura y solo publican lo que saben que van a vender. Riesgos cero. Todavía no se han dado cuenta de que todo ha cambiado.