La culpa es nuestra, también. Porque votamos una y otra vez a los dos principales partidos sin importar lo que hicieran, simplemente porque eran de nuestro bando. Porque fuimos al banco y pedimos un crédito que no podíamos pagar, para que nos envidiaran por lo que teníamos, no por lo que hacíamos. Porque en tiempos de bonanza asistimos impasibles al derroche del dinero que pusimos en manos de los gobiernos, sin preguntarnos si cuadraban las cuentas. Porque premiamos con las mejores audiencias a los programas de televisión más zafios y convertimos en iconos nacionales a los más mediocres, marginando a quienes buscaban la excelencia.
Culpa nuestra porque enviamos a los políticos la señal de que nos importaba más un partido de fútbol que la aprobación de una ley, aunque sólo lo segundo pudiera afectarnos. Porque nos dejamos engañar y pagamos viviendas al triple de su valor real, seguros de que algún día podríamos venderlas aún más caras. Porque nos encerramos en el provincianismo y nos repetimos que como en España no se vivía en ningún sitio, a menudo sin haber vivido en ningún otro sitio. Porque decidimos creer a presidentes que nos aseguraban que estábamos a la cabeza del mundo desarrollado, cuando apenas liderábamos su cola. Porque nos negamos a escuchar a quienes advertían que lo nuestro no podía durar y seguimos a ciegas a los que repetían que duraría siempre. Porque sólo nos hemos indignado por la crisis cuando ha llamado a nuestra puerta, ignorándola mientras empobrecía a otros. La culpa es nuestra, también.
No es momento de andar diciendo que la culpa no es mía porque no voto a PP/PSOE o porque no especulé con la vivienda. Entiendo que lo que David Jiménez quiere decir es que las sociedades tienen los gobiernos que se merecen y que con su artículo no está culpando a cada ciudadano en particular, sino a la sociedad española en general, en la que él obviamente se incluye. Mirad los resultados electorales del 20-N. Teníamos derecho a voto más de 34 millones de españoles. Votamos 24 millones y medio. De esos 24,5 millones, casi 11 votaron al PP y casi siete al PSOE, a sabiendas de las corruptelas que salpican a ambos partidos y de su probada incapacidad para gobernar, tanto a nivel estatal como autonómico. Sí, la sociedad en la que nos incluimos todos también tiene la culpa de lo que está pasando. La tenemos.
Discrepo radicalmente. No asumo parte de culpa, pues llevo años denunciando públicamente la situación, argumentando debidamente y, siempre que es posible, con datos y gráficos.
Un ejemplo, cuando el debate entre Solbes y Pizarro en las elecciones generales del 2008, tal era mi indignación ante la sarta de mentiras de Pedro Solbes que no podía callarme mientras lo veía. Al día siguiente lo denuncié en can Quiñonero Una temporada en el infierno, tildando de mentiroso compulsivo al ministro de Economía. Sin embargo, los medios de (in)comunicación españoles le dieron por ganador y después dijeron que fue parte importante para la victoria del PSOE de Zapatero, Rubalcaba y Chacón.
Soy catalán, pero desde que leí el primer borrador del nuevo Estatut no me quedó otra que denunciar públicamente al nacionalismo excluyente imperante, porque mi conciencia así me lo dictaba. Y como denuncio públicamente sus vesanías, no soy culpable en modo alguno del devenir presente y futuro de Cataluña.
Según WordPress.com, mi ranking de categorías en Nauscopio Scipiorum: partitocracia, economía, principios, cultura, nacionalismo, terrorismo, internet, periodismo, libertades y música. Sin embargo, la mayoría del trabajo procedente de los buscadores se centra en el multimedia, música principalmente, tal es la sociedad española, sólo interesada en el entretenimiento.
Lo siento, pero discrepo. Por poner un ejemplo, que yo viva en una sociedad de ladrones, no me convierte necesariamente el ladrón. Sé lo que David quiere explicar, y conozco gente que cumple casi con todos los porqués, pero eso no me convierte a mí como individuo en uno de ellos.
Llevo un rato pensando en éste tema y no estoy de acuerdo David, vamos a ver, somos culpables, sí, de nacer, participar y sobre todo CREERNOS a pies juntillas las mentiras de nuestro sistema.No me voy a tragar esta especie de nueva idea (que casualmente se nos filtra ahora) cuasireligiosa de que somos culpables y ahora toca expiar nuestros pecados, culpable ¿de qué?, ¿de haber trabajado toda una vida y haber pedido un préstamo a un banco?, y en todo caso y para dirimir responsabilidades ¿quién sería más responsable, yo que soy un gañan financiero, o el banco, que el que menos tiene económicas?; por no hablar del banco de España y por supuesto de los políticos.No no puedo estar de acuerdo.
A mí que nadie me incluya en la culpa. Llevo años avisando y denunciando en la red, vía anotaciones y comentarios, tanto en mi bitácora como en la de otros, aportando la mejor información económica que encuentro, con multitud de datos y gráficos.
Desde enero del 2006, Quiñonero en su bitácora y yo en la mía venimos avisando de la debacle económica española que se atisbaba en el horizonte.
O del desastre educativo español, de que la partitocracia española tiene secuestrada la democracia, del nacionalismo excluyente catalán, etc
La culpa no es mía, tampoco. Porque no voto a ninguno de los dos principales partidos, simplemente porque esto no es como ser de un equipo de fútbol. Porque no fue al banco a pedir ningún crédito, ya que vivo de alquiler. Porque en tiempos de bonanza me echaba las manos a la cabeza porque consideraba que aunque hubiese dinero montar la copa américa, la ciudad de las artes y las ciencias, el aeropuerto de Castellón, la fórmula 1, la visita del papa, la ciudad de la luz… eran innecesarios y una malversación encubierta. Porque nunca me ha gustado la telebasura y lamento profundamente que los programas interesantes los hagan a horas intempestivas.
La culpa no es mía porque aunque me gusta el fútbol, solo es un entretenimiento. Porque cuando comentaba en las cenas de amigos que me parecía una barbaridad especular con la vivienda, algunos me decían que era tonto y que todo el mundo lo hacía. Porque en España se vive bien y se come mejor, aunque se puede vivir bien y comer mejor en cualquier parte del mundo (solo hay que querer hacerlo). Porque no me creo nada de lo que me diga un presidente del gobierno ni ningún político, me baso en lo que han hecho (tanto en gobierno como en oposición). Porque sabía que esto era un burbuja que explotaría, aunque sin saber la magnitud ni las consecuencias. Pero sí, solo me he indignado cuando me ha tocado a mi o mi entorno, ignorándola mientras empobrecía a otros.
La culpa, no es mía, como tampoco lo es de muchos otros, pero pagaremos el pato, porque aunque los causantes son unos, las consecuencias las vamos a tener que pagar todos.
En latinoamérica este artículo es verdad!!!!
[…] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos La culpa es nuestra davidjimenezblog.com/2012/05/09/la-culpa-es-nuestra/ por davidj6 hace […]
No tanto. Hace muchos años que voto a un partido que representa más a lo que yo pienso y no es ninguna de los dos grandes. Si, fui al banco a pedir un crédito que estoy pagando para poder tener un lugar donde alojar a mi familia y para dejárselo a mi hijo y que quizá no tenga que pagar una hipoteca. El dinero lo pusimos en manos del gobierno porque para eso están, para administrarnos. Si lo han hecho mal, deberían pagar igual que cualquiera en cualquier trabajo normal cuando lo hace mal. Hace años que en casa no se ven ciertas cadenas porque no ofrecen nada interesante. Creo que he visto entero un solo partido de fútbol en mi vida, me interesan otras cosas. Estoy pagando mi vivienda al triple de su valor real porque es la única manera que conozco de poder comprar, si hubiera conocido en su momento otra la hubiera escogido, yo y todo el mundo. Nunca ha sido mi intención venderla para sacar más dinero, sólo la quiero para vivir en ella. Trabajo, por suerte, en un lugar que vive del turismo. Tengo muy claro que los franceses, a los que con frecuencia critico (y se que no debiera porque muchos vivimos de ellos) su extraña manera de ser pero que son los que vienen a este lugar, viven mejor que nosotros en muchos aspectos (no hace falta más que una ojeada a la situación de ambos países). Hace tiempo que la indignación por la situación está y va creciendo, lo que pasa es que ahora ya es insoportable. Y lo peor es que siempre pagan los mismos, los de abajo. La culpa es nuestra, pero no toda.
La locura del que vaga por el desierto y ve los jardínes de Babilonia. Era un espejismo.
Los que miraban hacia delante (ver hemerotecas), se convertían no en estatuas de sal sino en los aguafiestas. La culpa es nuestra, pero no solo debe ser nuestra la pena.
De todas maneras, uno mira atrás y se pregunta, ¿y qué podíamos haber hecho? Da igual, no se puede cambiar. Pero es que actualmente estando la cosa cada vez peor ni siquiera hay una regeneración política y las cosas tampoco se mueven. Somos el perro desprendido del lobo. Y se vienen nubes populistas en un futuro.
Porque algubos no se han dado cuenta todavía, o no se quieren dar, de lo grave que es y lo que supondrá…
Absolutamente de acuerdo David.
Uno de los problemas es que tenemos un sistema educativo que, quizas por sus origen biblico y sus connotaciones religiosas, dejo de contarnos hace tiempo la historia de «los siete años de vacas gordas y los siete de vacas flacas» (seguro que si haces una encuesta, la mayoria no tiene NPI de donde viene el dicho) y nos hicieron creer que una vaca puede engordar eternamente.
La vaca exploto y nos ha llenado a todos de mierda. Solo queda pellejo, huesos y mugidos lastimeros. Y ademas hay que pagar la vaca.
Lo peor, es que la historia la historia no asegura que despues de las vacas flacas vuelvan a venir necesariamente las gordas.