“No hay para pagar servicios públicos”, ha dicho el presidente Rajoy. Sí hay para mantener diputaciones inútiles y un Senado inoperante, traductores al gallego o euskera incluidos. No hay para educación. Sí hay para los miles de coches oficiales que circulan por España. No hay para la sanidad pública. Sí hay para los bancos que contribuyeron a crear la crisis. ¿Para ciencia? Lo sentimos, no hay. Sí hay para dar este año 128 millones en subvenciones a partidos políticos, sindicatos y patronal. No hay para asistir con dignidad a personas discapacitadas. No hay, no hay, no hay. Por no haber, no hay ni para reponer el papel higiénico en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid. Si no le importa, me utiliza la Hoja de Reclamaciones.
Que no hay es evidente. Que hay que recortar gastos también. El problema es por dónde empezar. Si no sería moralmente coherente que el ex ministro de turno renunciara al retrato oficial antes de pedirle al anciano que pague sus recetas. Si no habría que deshacerse de los asesores enchufados por el partido antes de condenar al exilio a nuestros investigadores. Si tiene algún sentido reducir profesores en los colegios mientras se despilfarra en televisiones autonómicas, despachos palaciegos o el mayordomo, siempre puntual con el café mañanero. Todos aceptaríamos los recortes de mejor gana si fueran acompañados de un mínimo de autoridad moral.
Pero tampoco hay.
Sí hay para 68.462 concejales, 8.116 alcaldes, 1.040 diputados provinciales, 157 consejeros de cabildos insulares, los presidentes autonómicos y no menos de 17.000 asesores. No hay para arreglar el punto negro de la carretera comarcal donde todos los meses se mata algún conductor. Sí hay para comprar el último IPad a cada uno de nuestros diputados y reponerlo cuando lo pierden. No hay para ofrecer una justicia digna y eficiente. Hay para embajadas autonómicas, viajes y dietas.
No hay políticos preparados, gestores dispuestos a dar ejemplo o líderes que miren más allá de las próximas elecciones. Hay compadreo, mediocridad, servilismo ideológico y la determinación de que la carga del sacrificio recaiga en los que menos opciones tienen de defenderse. No hay interés en acabar con la corrupción, la duplicidad de funciones o las partidas que puedan afectar al tenderete político. Sí hay un acuerdo tácito de la clase política para mantener intacto el sistema que tan bien les ha tratado. Eso es lo que hay. Y si no le gusta, siempre puede pedir la Hoja de Reclamaciones. Aunque no se recomienda en el Centro Cultural Conde Duque. @DavidJimenezTW
Crítica mordaz y fundamentada, aunque no estoy del todo de acuerdo con que califiques de innecesarias las televisiones autonómicas. TV3, por ejemplo, es una buena televisión. Entretenimiento, información de calidad, programas culturales… con eso no estoy diciendo que no haya gastos más urgentes, que los hay. Pero también es necesaria la información que permite a un ciudadano ser libre para decidir que es lo que más le conviene. Si se hicieran los deberes que tocan, como has explicado en tu post, seguramente recortar en medios públicos (en una sociedad ideal no estarían politizados) no estaría sobre la mesa.
TV3 es una excepción que puede considerarse fuera del resto de TV Autonómicas, el resto es de una calidad y un partidismo (me da igual en qué sentido) tan lamentable como evidente, además de que ahondan en una mediocridad insufrible.
Pero no podríamos apostar por la remodelación, en vez de por la erradicación?
Tenemos unos políticos de opereta. Son cobardes, incultos, altivos, incompetentes, osados, irresponsables… Podría seguir, pero no merece la pena. Unos, los del PSOE, nos hundieron en la más profunda miseria económica, cultural y moral que hemos conocido desde la posguerra. Ahora, los otros, los del PP, no tienen los huevos de corregir y terminar con tanto dislate y despilfarro. Toman medidas fáciles -para ellos- pensando en no desgastarse demasiado, no molestar a los independentistas, terroristas y demás calaña antinacional. No se atreven a quitar las subvenciones a unos sindicatos que si se tuviesen que mantener con las cuotas de sus afiliados -como hacen en países avanzados- no tendrían ni para folios. No se atreven a quitar las subvenciones a la patronal, ni a los partidos políticos. Hacen una reforma sanitaria de la señorita Pepis: insisten en que es gratuita y universal. Ja, eso no existe. La pagamos nosotros, nadie regala nada. Nada es gratuito, nada. Eso sí, los sueldos del personal sanitario están por los suelos y el trato que les da la Administración es esperpéntico y de campo de concentración. Nuestro «gobernantes» son duros con los débiles y blanditos con los fuertes (banca, sindicatos, terroristas…). Para hacerlo asi vale cualquiera. Falta inteligencia, honradez, valor e imaginación. Qué pena de época la que nos ha tocado vivir: primero una dictadura y ahora otra, pero con urnas, para disimular. ¿Seremos tan tontos como para consentir que nos traten así? No sé, a veces, cuando me desanimo más de lo habitual, llego a pensar que, a lo mejor, hasta nos lo merecemos. Me queda la duda. Tenemos que poner un límite a esta situación tan desalentadora. ¿Cuánto más podremos aguantar?
Reblogged this on indiobns and commented:
Es que es para vomitar, de verdad…
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Solo felicitarte, el artículo es muy bueno. Pero yo, sin ánimo de ofenderte, pediría disculpas por el desafortunado comentario en el que transmites que un traductor al gallego (o cualquier otra lengua) no es necesario.
Para mi, la cultura, es tan importante como la educación.
Querida Belén (y gallegos ofendidos por el arranque del post): Aunque los miembros del Senado son en su mayoría inútiles, entiendo que todos hablan castellano. De ahí que traducir a otras lenguas sea un gasto innecesario. No tengo nada contra el gallego, el catalán o cualquier otra lengua. Tampoco contra el respetable oficio de traductor. Solo contra un Senado que no sirve para nada o gastos redundantes que podrían utilizarse para cubrir necesidades más apremiantes. Abrazo
Es increíble que todavía existan las diputaciones provinciales y los consejos comarcales. Y si desaparece el Senado (ojalá), sólo se enterarían los que dejarían de cobrar su sueldo.
Buenísima manera de quejarse contra lo que realmente merece recibir toda clase de críticas!
Os mando este recorte de prensa. Esta es nuestra realidad. Por eso no quieren que desaparezcan. para seguir manteniendo sus privilegios.
Más asesores que diputados
http://www.lasprovincias.es/v/20120122/politica/asesores-diputados-20120122.html
La Diputación de Alicante aprobó emplear a 44 personas de confianza, 37 la de Valencia y 35 la de Castellón, cuando tienen 31 diputados las dos primeras y 27 la tercera
Los 116 cargos de confianza de las tres diputaciones de la Comunitat cuestan a las arcas provinciales 4,3 millones de euros al año
¡Joder, Juanvi, la que has liado! Y solo por poner un ejemplo. Lo que demuestra que la inteligencia nacional es parca y esto tiene difícil remedio. ¡Felicidades por el artículo!
Salud.
Compartido en facebook y si puedo ahora en Google + y hablando con el que pueda ;) Que gran texto. Muchas gracias por expresarlo tan bien.