David Jimenez

Morir por el Tíbet

Lo que más sorprende de los monjes que estos días se inmolan en las prefecturas autónomas tibetanas en China no es su decisión de morir, sino la determinación de hacerlo lentamente y sufriendo lo más posible. Sorprende menos que lo hagan evitando hacer daño a otros, incluidos los causantes de su desesperación. Los tibetanos llevan seis décadas viviendo bajo esa contradicción: su resistencia no violenta ha sido premiada con el olvido de la prensa, la indiferencia de los gobiernos y la más brutal de las represiones.

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