Pregunte a los que trabajamos en esto de imprimir periódicos y le diremos que conocemos la fórmula que nos salvará de la defunción. Apostar por temas propios. Asumir que ya no podemos competir en actualidad y ofrecer a cambio profundidad y grandes reportajes que aporten valor extra. Dejar de dar las noticias de ayer. Así que el pasado 26 de diciembre todos los periódicos decidimos que el tema principal de nuestras portadas no sería la noticia del día anterior. Escogimos, en su lugar, una de dos días antes.
“El Rey muestra gran preocupación por el daño a la Corona del Caso Urdangarin”, informaba ese lunes El País sobre el discurso que el monarca había dado el sábado (el domingo no hubo periódico). “El Rey pasó el examen”, titulaba El Mundo. “La Justicia es igual para todos”, destacaba ABC recogiendo la ya célebre cita real. Cuesta imaginar a ningún lector comprando el periódico para informarse de algo que sucedió dos días antes, fue televisado en directo por todas las cadenas, recogido al detalle por las páginas webs y comentado hasta la saciedad en las redes sociales. Que aún así fuera la noticia que mandó en todas las portadas demuestra que no es del todo cierto que la crisis esté matando a los periódicos, aunque sin duda ha contribuido a nuestra depresión crónica. Asistimos a un intento de suicidio.
Al paciente le han dicho que debe abandonar su vida sedentaria y ejercitarse un poco. Él sabe que es así, e incluso se levanta del sofá de vez en cuando, pero la inercia le devuelve una y otra vez a sus malos hábitos. Ha hecho las cosas a su manera durante tanto tiempo que ni siquiera la cercanía del final le hace reaccionar. Seguimos imprimiendo el discurso del Rey dos días tarde de la misma forma que dedicamos religiosamente una página a la Operación Salida de Semana Santa y dos al temporal. Le contamos al lector que ayer hizo frío, cuando está leyendo en Internet que ya ha salido el sol. Que ayer hubo un terremoto, cuando ya es crisis nuclear. Que el último atentado pudo haber sido cometido por Iluminados en Acción, cuando su líder ya lo ha reivindicado en Twitter.
La reciente desaparición del diario ADN, el cierre de Público y los masivos despidos en el resto de periódicos tampoco parece que vayan a obrar el cambio radical que requiere la situación. La culpa es de la crisis. De los anunciantes. De internet. Del lector, que se resiste a pagar. La culpa es de cualquiera menos nuestra o del producto que hacemos. Si un restaurante deja de tener clientes, se entiende que la comida o el servicio han dejado de ser buenos. Si los periódicos perdemos lectores, el problema es que nuestros clientes son unos tacaños. ¿Es posible que no les estemos dando un producto por el que crean que merece la pena rascarse el bolsillo? ¿Que mientras nos dedicábamos a analizar, valorar y criticar el trabajo de los demás (políticos, deportistas, actores…), descuidáramos hacer lo mismo con quienes teníamos más cerca, nosotros mismos?
Dos tercios del contenido de los periódicos es el mismo, independientemente de la cabecera que se compre y matizado solo por adornos ideológicos. Hay días en que todos los columnistas de un mismo periódico dicen lo mismo, con diferentes palabras. Días en que pasas las páginas y no consigues pararte en nada que te llame la atención. Días en que ves destacadas en portada declaraciones de políticos que han salido tantas veces, diciendo lo mismo, que no queda sino concluir que han parasitado la portada: saben qué deben decir y cómo para permanecer adheridos a ella. Un corresponsal, en Pinto o Kabul, sabe que es probable que la noticia del día ocupe la portada a la mañana siguiente, aunque haya sido repetida mil veces por las agencias y recogida por la web de su medio. Si por el contrario envía un reportaje intemporal y no atado a la actualidad, no importa lo bueno o exclusivo que sea, sus posibilidades de ser destacado se reducen. A cero, si los mismos políticos de siempre se dijeron algo más zafio que de costumbre el día anterior.
El resultado lo pueden comprobar tomándose un café frente a un quiosco. Es difícil ver a un menor de 45 acercarse siquiera. Los periódicos han sido arrinconados por los productos promocionales que los acompañan. Las exclusivas del día anterior han dejado de envolver el pescado de la mañana: ahora envuelven el último juego de tazas, ofrecido con la esperanza de que los lectores no nos abandonen. Ya que se están marchando de todas formas, que nos dicen que nuestro producto no es suficientemente bueno, quizá ha llegado la hora de apostar nuestra supervivencia al periodismo sin más. Uno cada vez más diferenciado de la competencia, y no solo ideológicamente. Independiente de las agendas políticas de los partidos y las rutinas informativas. Con reportajes que el lector no podrá encontrar en ningún otro sitio. Un periódico cada vez mejor escrito, presentado de forma sugerente y sin sensacionalismos en ese escaparate de nuestra mejor mercancía que es la portada.
Pregunte a los que hacemos periódicos impresos y le diremos que conocemos perfectamente la fórmula que nos salvará de la desaparición. Es la misma que nos resistimos a aplicar. Cuando al fin nos decidamos, es posible que sea tarde y nos encontremos publicando la noticia de nuestra defunción. Con un día de retraso.
http://djaenlucha.wordpress.com/
Estimado David, cuánta razón tienes. Ya sabes la costumbre que tenemos en España: para vestir a un santo hay que desvestir a otro. Trabajo en la parte comercial de prensa de papel desde hace 20 años. Y claro que la solución está en los propios periódicos. Pero hasta que no estemos al borde de la muerte no conseguiremos que desaparezcan los “gurús” comerciales que ayudan, y mucho, a la desaparición de la prensa de papel. En España hay 14 millones de lectores de papel de media al día. Pero estamos tan cegados en Madrid pensando que la prensa son sólo los periódicos “nacionales”, que creemos que eso es la prensa real y exclusivamente. Pero estos “nacionales” sólo son un tercio de los 14 millones de lectores diarios. Y la AEDE no ayuda nada, ya que es incapaz de establecer un modelo coherente, lógico y común respecto a la prensa como medio de comunicación publicitaria. Y sin dicho modelo, la prensa se viene abajo. Y sin dicho modelo y fe en él, la prensa está “vendida” en su independencia. La publicidad financia (no como antes, claro está, ya que se trataba de un negocio especulativo impresionante) la independencia de la prensa, las buenas firmas, los buenos artículos de investigación y todas esas cosas. Pero tiene que ser independiente de la firma, de la línea editorial. En Madrid hay 6 periódicos de información general de pago. Debería haber menos (que no menos lectores) ya que no hay hueco para tantos equipos. Pero, pese a que son proyectos deficitarios, se mantienen y salen a la luz, ayudados políticamente para parecer vivos y poder especular con la opinión. Y eso afecta al resto. Algo parecido a lo del aeropuerto de Ciudad Real. Con la excusa de pluralidad, podemos sacar tantos periódicos como ideales existan. Y eso es inviable. Y lo inviable afecta al total del mercado. Gracias por tu visión. Dice mucho de los periodistas con criterio (que hay muchos). Yo trato de ser un publicista con criterio que lucha todos los días por que la prensa de papel siga hasta que no haya un solo comprador de periódico, no hasta que lo diga Pedro J. o Cebrián.
Fui periodista vocacional. Estudié Ciencias de la Información. Durante 30 años de mi vida ejercí como reportero freelance primero, en El Caso, en Interviú, en Tele5 derspués, me puse a escribir novelas policiacas (inéditas aún) y el prota de una de ellas, qu ees periodista, dice: «No se hagan una idea equivocada. No soy ni policía ni detective privado. Soy periodista especializado en reportajes de crímenes, y lo sigo siendo, en esencia, porque aún no me puedo permitir el lujo de montar ese restaurantito en mi isla soñada de las Cícladas en donde acabar mis días ganándome la vida con honestidad y mandar a tomar por el culo el periodismo, del que cada día abomino más». Ahora estoy en esas. Me largo a Naxos a montar un restauante. El peridismo ha dejado de existir.
Pedro, hacía años que no sabía de tí.
Menos mal que antes de la ESO se enseñaba a poner tí con tilde, que sería del mundo con estos chavales iletrados que no saben ni escribir.
Me colocaré el cilicio para penar mi culpa. Por cierto, continuamente estoy corrigiendo -amén de enriquecer- lo que reseño vía comentarios en mi bitácora, escritos de los nuevos universitarios españoles mayormente.
Mas no desviemos la cuestión.
Totalmente de acuerdo, su fin se acerca pero muchos no quieren ver la fecha de la quiebra masiva de medios ya no solo nacionales sino también locales, o especializados.
El nuevo año 2012 será un punto de inflexión, porque con la publicidad digital no se mantienen los abultados sueldos de los grandes medios tradicionales de papel. Los blogs y pequeños medios informativos digitales ya tienen su espacio y un nivel de costes más bajo y ágil. Las vacas sagradas no van a sobrevivir tal y como les conocemos y muchas serán sacrificadas.
La publicidad en papel va a desaparecer o quedará como meramente corporativa entre 2012 y 2013. La crisis ha acelerado el fin del la publicidad en papel más de 5 años, a muchos directivos de publicidad de prensa impresa les ha pillado el lobo.
Por otro lado la época dorada de vivir de las subvenciones del gobierno o partidos políticos de forma indirecta ha terminado, no hay dinero para todos. Se ha alimentado una burbuja que esta empezando a deshincharse, pero que todos sabemos que reventaría.
Los accionistas de estos mega grupos de medios tradicionales no son los más perjudicados, serán como siempre los empleados, la mayoría periodistas que han sido embarcados en estas naves sin rumbo ni capitán dirigiéndose desde hace años directas al naufragio.
Los responsables del cierre de medios de papel, no son los usuarios que no compran papel, ni la publicidad que busca medios más rentables, sino la incapacidad de adaptación de las empresas de medios tradicionales y de sus directivos que no han sido capaces de adaptarse a estos cambios desde 1999, 10 años sin hacer los deberes es mucho tiempo.
Felicidades por la claridad expuesta David. Sólo una pregunta, en tu tesis olvidas que hay diarios y productos informativos que en la actualidad si se están desmarcando de esta agenda mediática. Y muchos están ahora con la amenaza de cierre en sus cabezas, cómo Periodismo Humano….a qué se debe entonces? Yo creo que un la suma de factores del entorno, y sí, la crisis. Aunque también el sectarismo periodístico, que sigue existiendo, y del que tenemos muestra unos comentarios más arriba. Los periodistas jóvenes no están capacitados. Son Inútiles y un drama. No tiene información de base y por tanto (causa-cosequencia), no son verdaderos periodistas.
Ok, vamos a retomar un poco…ABSOLUTAMENTE TODOS LOS PERIODISTAS FORMADOS ANTES DEL ESO/LOGSE son grandes periodistas, y/o más importante, hacen buen periodismo? para mi la respuesta a la incapacidad de transformación de los medios están aquí. Hasta que los dinosaurios no se muevan de sus cuevas y sus prados, no habrá una nueva especie que pueda probar caminos nuevos.
Los periódicos se «redactan» en las sedes de los partidos que nos han llevado a este caos. Hay un tufo partidista que apesta. Por eso he dejado de compralos.
quería decir: «comprarlos»
Ahí le has dado, ese es sin duda uno de los factores. Cuando los periodistas van a ruedas de prensa sin preguntas o se limitan a consignar lo que el responsable de turno quiere hacer llegar, sin ponerlo en cuestión, ¿para qué vas a pagar por eso? Cuando los medios de comunicación apenas repiten los partes de las mismas agencias o transmiten contenidos ajustados y limitados a los intereses económicos de un partido, o de un oligopolio bancario/empresarial, ¿dónde queda la verdad?
¿Cómo es posible que en medio de la peor crisis económica que ha visto España en generaciones los medios de comunicación apenas analicen y denuncien la parte fundamental del sistema político en provocar todo esto? No del partido del otro lado del ring, sino de cómo está hecho el cuadrilátero y por qué los boxeadores son tan malos.
Por fin alguien que dice lo que está pasando! Estoy completament de acuerdo contigo David. Te habla una estudiante en último año de periodismo que ya ha trabajado en tres medios diferentes, y algunas veces he podido comprobar la falta de consideración a nuestro propio oficio, como también lo explicaste en «Putas y periodistas».
Hace falta periodismo en profundidad no un periodismo de sillas y de internet. Los reportajes ya no importan en los medios porque lo único que importa es la inmediatez extrema en la que se ha convertido nuestro oficio, la útima hora. Y lo peor es que estamos convirtiendo el periodismo en unos meros 140 caracteres. Si tomamos las riendas de los periódicos, de las redacciones (porque sin periodistas no se hace periodismo, no salen las noticias), entonces tendremos más tiempo para hacer lo que le toca hacer a un periodista: hablar con sus fuentes, con la calle, tomar el tiempo de reflexionar y analizar. Nos toca a nosotros cambiar eso. estoy convencida de lo que dices sobre los lectores, ¿por qué la versión papel se paga y no la versión digitalizada? al final sigue siendo la misma información en casi todas las caberas pero que se han pasado del papel a la web o vice-versa.
Los puestos de becarios son ahora de momento lo único a lo que puedo aspirar como todos mis compañeros de clase. Trabajar 30 horas a la semana por NADA en muchas ocasiones. Ni un agradecimiento por haberte quedado unas horas más en la redacción porque cuando de verdad te gusta el periodismo, pues no ves las horas pasar y porque el periodismo no tiene tampoco horarios fijos. Ahora creo que los estudiantes en periodismo, más que nadie, deberián pensar en emprender, proponer reportajes de investigación. Enfin, muchas gracias por lo que has dicho David!
Chaval, cada día me gustas más. Ya sólo hace falta 500.000 como tú para cambiar el mapa de la comunicación en el mundo!!!!
Una vez más, enhorabuena!!!
Con Internet te enteras de todo al instante y sin pagar por la información, ese es el problema
eso no es un problema es una solucion
Sí, a mi también me tocan los cojones los corresponsales en el extranjero con el riñón bien forrado, acodados en las barras de hoteles exóticos, mandando historias para guías turísticas, mientras las noticias de verdad hay que sacarlas con sacacorchos.