«Responsabilidad colectiva». La primera vez que escuché el término fue hace más de una década en boca de un refugiado norcoreano. Explica la política del régimen de Pyongyang de extender el delito de subversión a toda la familia del acusado e incluso a sus vecinos. El razonamiento es simple: el opositor ha contaminado ideológicamente a su entorno, cuyos miembros deben responder por no haber prevenido las grietas en el sistema de pensamiento único. Hasta tres generaciones de una misma familia -abuelos, padres e hijos-, cuando no los residentes de un bloque entero, son enviados juntos a prisión.Seguir Leyendo en ELMUNDO.es