También yo prefiero el ¡Hola! a un ensayo de Nietzsche en la consulta del dentista, no coincido con el puritanismo intelectual que toma por idiota a todo aquel que ve programas del corazón y soy capaz de emocionarme viendo a 22 millonarios perseguir un balón de fútbol durante 90 minutos. El problema no es la prensa rosa o el fútbol, sino la forma en la que ambos han abandonado su espacio natural como entretenimiento hasta parasitarlo todo. Que se hayan convertido en principal motivo de conversación en los bares, desvelos de los adolescentes, único interés de la mayoría y principal ocupación incluso de los medios generalistas, capaces de enviar a tres reporteros a un partido y seis a la última boda social, pero ninguno a preguntar a esos miles de derrotados por la crisis que llenan los comederos sociales.
No hace falta que la televisión sea una sucesión de crisis, política, guerras y hambrunas. La vida está, afortunadamente, hecha de más cosas. Lo preocupante es que muchos jóvenes estén dispuestos a tomar las calles por un título de fútbol, pero no cuando les roban el futuro delante de sus narices; que sus mayores pasen horas siguiendo las intimidades de gentes sin mérito, mientras el dinero de su sanidad se destina a rescatar cajas de ahorro; que ni unos ni otros sepan ni les importe nada de lo que ocurre en Siria, pero sean capaces de recitar la lista completa de los concursantes de Gran Hermano. De ésta y de las anteriores 12 temporadas en las que ha liderado la audiencia.
El fútbol o la prensa rosa están aquí para quedarse y no se trata de pedir su desaparición, sólo que no terminen por conquistarlo todo. Finalizada la Eurocopa, agasajados los héroes y cubiertas las últimas curiosidades sobre la vida privada del portero y la periodista, antes de que empiece la próxima Liga y famosos sin mérito vuelvan a hacer suyos los platós de televisión, quizá podríamos hacer una pausa y preguntarnos si hemos puesto suficiente atención en lo esencial. Si la corrupción, la crisis económica, el saqueo nacional, la incompetencia de los políticos y la impunidad de tantos habrían sido posibles en una sociedad menos anestesiada por la sobredosis de fútbol, chismorreo y frivolidad que nos ha convertido en una tontocracia.
Tontocracia es salir detras de un plasma y no dar la cara cuando te pillan de lleno en un caso de corrupción
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La tontocracia favorece estas tomaduras de pelo, como las de Andrea Fabra diciendo a los parados «que se jodan» mientras se aprueban los recortes a dicha prestacion:
#AndreaFabradimisión.
-«T @alberxou: Andrea Fabra nos dice que nos jodamos, su padre hace aeropuertos que no se usan y su marido dice que los gays son homosexuales con estudios»
-«RT @Jorge_Tfe: Adivinad quién le concedió una hipoteca de 1.200.000 € a Andrea Fabra …. SI #Bankia, si es que dios los cría y ellos se juntan».
-«RT @Piruletadementa: Qué gustazo les habrá dado a los parados votantes del PP oir a su representante Andrea Fabra decirles que se jodan! #AndreaFabraDimisión»
http://www.youtube.com/watch?v=GBfdAbqqoVY
ANDREA FABRA FERNANDEZ (Castellón, 1973) es la primogénita de Carlos Fabra, el polémico expresidente de la Diputación de Castellón. A los 16 años se afilió al Partido Popular a través de Nuevas Generaciones. Años más tarde se licenció en Derecho y en el 2001 fue nombrada senadora por designación autonómica. En el 2008 abandonó la cámara alta para pasar a formar parte del Congreso. Carlos Fabra indicó en su día en declaraciones a EFE que su inclusión como número 2 en las listas era una propueta de Francisco Camps, y consideró el salto como «una decisión valiente e incómoda» porque «está más tranquila sin recibir más críticas de las que ha recibido hasta este momento simplemente por tratarse de una hija mía».
Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón de 1995 a 2011, imputado judicialmente por delitos como tráfico de influencias, cohecho o evasión fiscal (premiado en la lotería hasta en nueve ocasiones), también es famoso por ser el principal impulsor de la creación del aeropuerto de Castellón, del que aún no ha despegado ni aterrizado ningún avión y que costó más de 150 millones de euros. Dicho aeropuerto alberga una estatua suya de 25 metros de altura y que supuso cerca de 300.000 euros a las arcas públicas.
Andrea Fabra, casada con Juan José Güemes, Consejero de Sanidad en el Gobierno de Esperanza Aguirre, fue investigada en el año 2007 por Hacienda. La titular del juzgado de Nules concluyó que Andrea Fabra debía ser investigada por los peritos, en relación con uno de los múltiples casos de corrupción que sacudieron a su padre.
Otro detalle polémico de su biografía es que en su última declaración de Bienes y Rentas se incluían dos créditos hipotecarios con La Caixa y la nacionalizada Bankia. En concreto, el 50 % de un crédito concedido en 2003 por La Caixa por valor de 541.000 euros; y el 20 % de otro concedido en 2007 por Bancaja por valor de 1.200.000 euros (*). Esta última entidad, una de las más expuestas al ladrillo, fue absorvida por Caja Madrid y pasó a formar parte de Bankia antes de que la entidad fuera nacionalizada por el Gobierno de Rajoy.
(*) DECLARACION DE BIENES
http://www.congreso.es/docbienes/leg10/000301/000301_000_e_0001771_20120103.pdf
Artículo por Vicenç Navarro 12 de julio de 2012
Este artículo señala que una de las causas reales de los continuos y constantes recortes de gasto público incluyendo el gasto público social que están debilitando enormemente el Estado del Bienestar español es la exigencia de que España pague la deuda a los bancos europeos, y muy en especial, a la banca alemana.
Una de las tesis que se promueven con mayor ahínco en los círculos neoliberales del país es que España entró y permanece en crisis por su excesivo gasto público y falta de disciplina fiscal. De esta tesis se concluye que hay que reducir el gasto público y recuperar la famosa disciplina fiscal, reduciendo el déficit público para alcanzar el nivel exigido por el Pacto de Estabilidad (el 3% del PIB).
Esta tesis es fácilmente demostrable que carece de credibilidad. El Estado español era, en realidad, el modelo de rectitud ortodoxa neoliberal. Tenía un superávit en las cuentas del Estado en los años 2005, 2006 y 2007, y su deuda pública era de las más bajas de la Eurozona. Durante el periodo 2004-2007, tal deuda pública bajó del 46% al 36%. España no podía ser más modélica desde el punto de vista neoliberal. Los responsables de la política económica y fiscal del Gobierno español recibieron el aplauso de las autoridades europeas que gestionan y dirigen la Eurozona (desde el Consejo Europeo y la Comisión Europea al Banco Central Europeo) y como no, del Fondo Monetario Internacional.
En realidad, la sensación de euforia era tal que el Gobierno socialista español, bajo la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero, decidió bajar los impuestos, identificando tal medida con ser de izquierdas. Su slogan más conocido en aquellos años fue que “bajar los impuestos es de izquierdas”. Esta bajada de impuestos aumentó el déficit estructural del Estado, es decir, el déficit público, que determinan los ingresos y gastos estructurales y no coyunturales. Este aumento del déficit estructural permaneció ocultado o ignorado por el aumento de los ingresos al Estado, resultado de la situación coyuntural provocada por la burbuja inmobiliaria. Ahora bien, cuando esta burbuja explotó, el déficit estructural apareció con toda claridad y contundencia. Los ingresos al Estado bajaron en picado, resultado, en gran parte, de que la estructura fiscal del Estado español depende excesivamente de las rentas del trabajo y muy poco de las rentas del capital. Cuando la actividad económica se colapsó y el desempleo se disparó, los ingresos al Estado bajaron y mucho. De ahí el déficit público del Estado. No tiene nada, nada que ver con el aumento del gasto público, el cual, medido en gasto público por habitante, ha ido bajando, no subiendo. Y los datos así lo muestran. Se están recortando y recortando, y en cambio el déficit público apenas baja y el crecimiento económico está decreciendo. ¿Qué evidencia esperan los círculos neoliberales para poder ver que están profundamente equivocados?
Por otro lado, un punto clave poco estudiado y con escasa visibilidad mediática es ¿por qué la burbuja inmobiliaria explotó? La causa primordial es que la mayoría del dinero que estaba detrás de la burbuja inmobiliaria procedía de bancos alemanes, franceses, holandeses, belgas, entre otros. En realidad el enorme flujo de dinero (lo que se llama inversión financiera) a España explica que la balanza de pagos (la diferencia entre el capital que entra y el que sale del país) se disparara en aquellos años de burbuja inmobiliaria. El hecho de que la banca europea alimentara a la banca española se debía, como no podría ser de otro modo, a que eran inversiones financieras extraordinariamente beneficiosas. Su rentabilidad era enorme. Pero cuando esta banca europea contaminada por los productos tóxicos procedentes de la banca estadounidense se paralizó, el dinero dejó de venir a España y la burbuja inmobiliaria explotó, creando un agujero en el PIB español equivalente a un 10% de su tamaño. Y todo ello en cuestión de meses.
Ahora España tiene un problema enorme porque debe mucho dinero a los bancos europeos, que no puede pagar. Y los bancos europeos tienen un problema incluso mayor, porque han prestado tanto dinero a España y a los otros países intervenidos (Grecia, Portugal e Irlanda) que si éstos no lo pagan, tienen un problema gravísimo. En realidad, muchos de ellos se colapsarían. Los bancos alemanes habían prestado en 2009 la enorme cantidad de 704.000 millones de euros a los países PIGS (España, Grecia, Irlanda y Portugal), convertidos en GIPSI con la inclusión de Italia. Esta cantidad es muchas veces superior al capital en reserva de la banca alemana. Si estos países no pudieran pagar su deuda, la banca alemana colapsaría. El establishment financiero alemán y su Gobierno, presidido por la Sra. Merkel, es plenamente consciente de este hecho. Y de ahí su énfasis en que el objetivo prioritario de las políticas de austeridad que está imponiendo a aquellos países y de la supuesta “ayuda financiera”a sus bancos, sea el de que la banca alemana recupere el dinero prestado.
El objetivo de los recortes es salvar la banca alemana
Y así nacieron las políticas de recortes. Como bien escribía recientemente nada menos que el editor senior del Financial Times, el Sr. Martin Wolf (25.06.12) el objetivo de estos recortes en España tiene poco que ver con recuperar la economía española y sí con que se pague a los bancos europeos, incluyendo los alemanes, lo que se les debe. Así de claro.
Ahora bien, como las cosas no se pueden decir tan claro, el argumento que se utiliza por los economistas y políticos neoliberales, es que hay que reducir el déficit público para “inspirar confianza a los mercados financieros” de manera tal que éstos vuelvan a prestar dinero a España. Según tal argumento, la desconfianza de los mercados hacia España determina que la prima de riesgo española haya subido tanto, ignorando que el que marca los intereses de la deuda pública no son los mercados, sino el BCE, que es el lobby de la banca, y muy en especial de la banca alemana. El hecho de que el BCE no haya comprado deuda pública española durante más de tres meses es la mayor causa de que la prima de riesgo se haya disparado. Lo que le importa más a la banca alemana (y a su instrumento, el BCE) es que continúe la austeridad, que sigan y se profundicen los recortes por parte del Estado español a fin de que éste y la banca privada a la que el Estado español ha estado subvencionando y ayudando en cantidades exuberantes (más de un 10% del PIB) paguen ahora lo que deben a aquellos bancos europeos, incluyendo los bancos alemanes. Y los famosos 100.000 millones de euros que el Gobierno Rajoy ha solicitado de las autoridades que gobiernan la Eurozona irán destinados a continuar ayudando (todavía más) a los bancos, y todo ello financiado por el ciudadano normal y corriente que paga al Estado y sostiene la deuda pública. En realidad, incluso dirigentes del Gobierno alemán así lo han reconocido. Uno de los consejeros económicos del Gobierno alemán, Peter Böfinger, así lo ha dicho. “Las ayudas a la banca (de los países en dificultades) no tienen que ver con el intento de ayudar a tales países en sus problemas, sino ayudar a nuestros bancos que tienen gran cantidad de deuda de aquellos países” (Chatterjee, Pratap, Bailing Out Germany: The Story Behind The European Financial Crisis).
En realidad, si de verdad tanto el Gobierno Rajoy o el Consejo Europeo desearan ayudar a la economía española, no transferirían estos 100.000 millones a la banca (que no ha estado ofreciendo crédito ni a las familias ni a las medianas y pequeñas empresas), sino a organismos estatales como el Instituto de Crédito Oficial (ICO), con el mandato de ofrecer crédito accesible y razonable (no el que provee la banca hoy) a la ciudadanía y a medianas y pequeñas empresas españolas. Tales transferencias públicas podrían también estimular el establecimiento de bancas públicas (tanto centrales como autonómicas) o cooperativas de crédito que garantizaran la existencia de crédito, uno de los mayores problemas que existe hoy en la España endeudada.
Pero lo que las autoridades europeas desean más que nada es que la banca española y el Estado español paguen a los bancos alemanes, franceses, holandeses, belgas y otros lo que les deben, a fin de -según dicen ellos- recuperar la confianza de los mercados. Pero este argumento asume que existen mercados, lo cual es fácil de demostrar que no ocurre. En un mercado, la responsabilidad de un préstamo fallido es compartida. Es un fallo de la persona o institución que pidió el préstamo, pero lo es también de la persona o institución que ofreció el préstamo. Y esto no está ocurriendo. En esta situación se está penalizando al primero a fin de salvar los intereses del segundo. Esto es lo que está haciendo, entre otros, el Gobierno alemán, que acusa y critica al Estado español por haber permitido la formación de la burbuja inmobiliaria sin citar el papel clave que el Estado alemán y la banca alemana jugaron en el establecimiento y explosión de tal burbuja. No se puede hablar de prestatarios irresponsables sin hablar también de los prestamistas irresponsables. Y el Gobierno alemán está imponiendo las políticas de austeridad para asegurarse de que a la banca alemana irresponsable se le pague la deuda con intereses (que, por cierto, alcanzan niveles estos últimos que cubren varias veces el coste de la deuda en sí). Y así estamos.
pues la verdad… es que al final tines razon… se te echa de menos…
Se ríen de España y de los españoles (Juan Torres Lopez)
Leer las páginas económicas o incluso solo las portadas de los medios se está convirtiendo en un ejercicio de puro masoquismo: no hay manera de disimular el ridículo que está haciendo España.
Hace un mes que se aprobó el rescate de la banca española que según Rajoy resolvía el problema de nuestra economía y que mereció una surrealista felicitación del Rey Juan Carlos. En este tiempo ha habido cumbres y varias reuniones de los ministros de Economía pero hasta el momento no se han fijado ni las condiciones concretas, ni qué cantidad exacta se precisa, ni cuándo comenzará a ser efectivo. Se hacen declaraciones contradictorias diciendo un día blanco y otro negro pero siempre se insiste en lo mismo: hay que seguir rebajando gastos y derechos y reduciendo los ingresos de los trabajadores. Lo que era la solución resulta que lo ha empeorado todo y nadie, sin embargo, da cuenta de ello.
Se han reído de nosotros. El objetivo es salvar a la banca alemana, que es lo que de verdad les interesa, pero quieren hacerlo con las máximas garantías y eso obliga a que el rescate sea uno definitivo, directamente sobre la economía española y con la garantía directa del Estado. El de los 100.000 millones para los bancos no era sino una salva porque resulta infumable: nadie puede entender que si es a los bancos a quien hay que rescatar se haga responsable de ello a los ciudadanos en su conjunto. Por eso, para provocar el grande, están dejando que nos precipitemos al abismo, no porque la cuantía de nuestra deuda pública sea excesiva, como dicen, sino porque nos atan de pies y manos y nos empujan ante los inversores. Simplemente haciendo lo que está haciendo el Banco Central Europeo, nada de lo que haría un banco central auténtico, bastará para que seamos intervenidos en poco tiempo y para que nuestra economía sea puesta bajo control directo y permanente de los acreedores alemanes. Queda muy poco tiempo para que las comunidades autónomas se declaren sin liquidez y para que el propio Estado, con tipos en los mercados superiores al 7% u 8%, se reconozca incapaz de hacer frente a sus compromisos de pago. Esa es la secuencia inevitable que producen las medidas que se están tomando.
Si lo que quisieran de verdad fuese salvar a nuestra economía y al euro no harían lo que están haciendo ni nos seguirían obligando a tomar medidas que van a hundir más la demanda, la generación de ingresos, o incluso la posibilidad de que paguemos la deuda que dicen querer que paguemos. Si desearan realmente frenar la presión de los mercados bastaría que el Banco Central Europeo fuese lo que no es, y que se adoptara una estrategia de creación de actividad y empleo para toda Europa en el marco de un pacto global de rentas, pero es que no buscan eso. Quieren que la prima de riesgo siga subiendo para extorsionar más fácilmente y acelerar lo que revestirán como una situación de emergencia que no admita retóricas. Se ríen de nosotros porque lo que van buscando es someter a nuestra economía y no salvarla en un marco de cooperación y unión europeas.
La última tomadura de pelo de quienes se pasan todo el día diciendo que hay que respetar a los mercados y dejarlos que actúen con plena libertad ha sido salvar una vez más la cara de los bancos permitiendo valorar sus activos a precios “razonables” en el marco de una agencia inmobiliaria sui generis, como ya adelantamos que harían en nuestro libro Lo que España necesita. Es decir, que una vez más se pasan por el forro lo que establecen libremente los mercados que tanto dicen respetar: si el precio razonable no es el que fijan los mercados ¿para qué puñetas sirven? Se ríen de nosotros porque una vez más nos están robando delante de nuestra mismos ojos.
En España es nuestro propio gobierno quien se ríe de nosotros engañándonos sin piedad.
El Ministro de Economía alaba sin descanso a las autoridades europeas, agradece sus propuestas razonables y jura y perjura que haremos todo lo que sea necesario para contentar a los mercados, porque es lo que más nos conviene. Pero, justo al mismo tiempo, el de Asuntos Exteriores suplica al Banco Central Europeo (donde hemos perdido la influencia que teníamos, aunque tampoco podamos decir que la hayamos utilizado precisamente a nuestro favor) para que intervenga contra los mercados y ponga formes a los especuladores. Un alarde de discurso coherente y de sincera estrategia compartida. El Ministro de Hacienda, que ya ocupa la cartera por segunda vez, reconoce que ha de subir el IVA porque es un incompetente que no sabe hacer que todos paguen lo que tiene que pagar y Cospedal se consolida como la mayor y más desvergonzada demagoga del reino. Ahora carga contra la función pública sin caer en lo que ella tendría que ser la primera en recordar: que en España hay menos trabajadores públicos en relación con la población activa total que en la media de los Quince, que se gasta menos en retribuirlos, que nuestro sector público es bastante más reducido que el de los países más avanzados y competitivos de nuestro entorno, y que esos seres despreciables a los que se refiere y a los que ya está poniendo en la calle son los maestros o los médicos de los hijos de familias que no pueden pagarse servicios privados, por cierto, casi siempre de peor calidad que los públicos a pesar de que disponen de más recursos y de que no asumen todas sus cargas. Y olvidando, sobre todo, que la función pública con la que quieren acabar fue la mejor e imprescindible solución para evitar que las oligarquías de los partidos (de las que ella forma parte) se hicieran dueñas del Estado en perjuicio de la mayoría de la población.
Pobre España y pobre pueblo español, tan silencioso y obediente. Vibra de patriotismo cuando gana La Roja pero enmudece cuando le roba una potencia extranjera o cuando su gobierno le miente y le traiciona.
No es la Eurocopa el problema. Me cansé de ver críticas con este tema por Facebook y demás redes. Yo sigo a la Eurocopa y me voy a los bares a ver la roja meter goles y me emociono con su juego y de hecho ni me cabrea que no repartan su prima porque al fin y al cabo es de ellos. Y no por todo esto no soy consciente de la situación de España como país, de lo que el poder nos está haciendo, repartiendo el dinero de los recortes entre banqueros que no han sabido hacer bien su trabajo. El problema va más allá, sólo hay que mirar cada día los artículos más leídos de la prensa nacional. Hoy los más leídos en ‘El Mundo’ son unas declaraciones de Belén Esteban y el divorcio de Holmes y Cruise…… no hay más que decir.
Es curioso que seamos un país de grandes escritores, cuando en ningún momento lo hemos sido de grandes lectores. Somos incapaces de sentir ni padecer por lo esencial porque nos autoanestesiamos de la desgracia propia, y menos, por lo tanto, somos capaces de velar por la ajena, por mucho que nos roce en la indirecta, o nos afecte en consecuencia. Lo intento, de verdad que lo intento, pero cada vez que enciendo la tele no hago más que darle a la flechita de «siguiente canal», a ver si encuentro algún rostro interesante, o que diga algo interesante, en vez de personajillos de tres al cuarto como Belén Esteban y compañía, o gente desperdiciada como Mercedes Milá.
En cuanto a la prensa, ya no se puede leer un periódico sin que todas y cada una de sus páginas sea una minisección de la editorial o de opinión. Y la radio, casi peor: o de la desfasada izquierda, o de la pretenciosa en inútil derecha. No hay término medio.
Al final doy gracias a Dios por tener al menos un móvil de esos inteligentes -mucho más que algunas personas-, y puedo leer la opinión de verdad, la que cuenta, la de la calle, y en el fondo más acorde a la realidad, por exagerada que sea a veces.
La culpa es de este carácter español que tenemos, heredado de los corrales, a donde ya íbamos para escapar de nuestra realidad cotidiana, en vez de tratar de resolverla como pudiéramos. Somos un país conquistado, relajado, que parezca que todo nos dé igual. Agotamos nuestras últimas fuerzas en la Guerra Civil, y desde entonces permanecemos en estado de letargo total, con alguna que otra remanescencia poco brillante (15M), o exageradamente odiosa (paso de hablar de terroristas, que tampoco voy por ahí).
Creo que tienes mucha razón. El fútbol y la prensa rosa (o gran hermano) son buenos para desconectar de tu día a día, de relajar la mente con algo simple, sencillo y que todo el mundo puede entender. El problema como bien apuntas es cuando deja de ser una desconexión para ocupar tu interés. El fútbol no va a cambiar tu futuro, el rescate a los bancos sí. Belén no va a cambiar tu futuro, la prima de riesgo sí. Creo que es mejor estar informados y formados, y a ser posible poder contrastar varios periódicos o blogs de opinión, que saberse los resultados de tu equipo de los últimos meses. A TODOS nos iría mejor si como sociedad nos ocupáramos (que no preocupáramos) sobre las decisiones que van a afectar a nuestra vida y a la de nuestros hijos.
Artículo ¿Revolución o Resignación? por Arturo Gonzalez.
Como habrán leído, Rajoy dice que hay que apretar el acelerador, y que hará nuevas reformas que serán un hito en la modernización del país. Los españoles somos proclives al hito, el último con La Roja, que ha marcado un antes y un después en la Historia de España y no solamente de su deporte. Curiosa paradoja que alguien tan antiguo y conservador como el señor Rajoy vaya a ser quien modernice España. Es de temer que la modernización consista en apretar hasta el chirrido el diapasón capitalista. Con el peligro de que las cuerdas salten rotas. En contra de lo que creíamos, los españoles tenemos alma de mártires y desvencijados músicos. Lo nuestro sigue siendo Paquito, el chocolatero, ¡Qué viva España!, ahora en su versión pop Yo soy español, español, español. Es una lástima que Pablo Neruda o Mario Benedetti hayan muerto y no puedan escribir una Oda al IVA o Memoria consentida y enamorada del capitalismo. Todo es muy sencillito. Se aprovecha uno de de la resignación o de la indolencia de los ciudadanos y surge esplendorosa la modernización poético-económica de España. Da igual que De Guindos diga que el futuro es incierto y la recesión se agravará, da igual que el Príncipe se fotografíe con una bufanda con los colores de España y publicidad de Adidas, da igual que el ministro Soria le pegue una coz a los mineros, da igual que ya se sepa que el tan cacareado rescate de los bancos españoles no se hará efectivo hasta la primavera de 2013 en el mejor de los casos. Todo da igual. El truco de la modernización consiste en bajarte el sueldo y subirte las tasas e impuestos. El timo de la estampita capitalista consiste en hacernos creer que no hay más estampitas ni más soluciones ni remedios. El truco del Trilero Mayor de España reside en mover los cubiletes habiendo escondido en el bolsillo la bolita de la racionalidad y la justicia. El truco consiste en estafarnos. Todo es muy sencillito, como digo. Consiste en potenciar la Historia de que unos exploten a otros, y encima nos digan que es equitativo y necesario. El truco consiste en hacernos creer que somos estúpidos. Un día, tal vez, los españoles despertarán de su somnolencia y resignación. Un día les van a decir a los estafadores-trileros que estaban jugando sin bolita, estaban ustedes jugando con las cartas marcadas. Un día les van a decir que están sembrando revolución. Porque la miseria es poliédrica y la resignación no es infinita.